Ingresé mi tarjeta de débito y la máquina me la retuvo, había un letrero con el sello de cierto banco (parecía auténtico) que decía que el cajero estaba en prueba y que si la tarjeta era retenida digite tres veces la clave y cancele; hice aquello y fue inútil.

Me dirigí enseguida a la matriz de ese banco, a denunciar el hecho. Mi sorpresa fue grande al enterarme de que me habían sacado el máximo dinero posible con la tarjeta de débito. ¡Fui “tecnológicamente” robado!

Regresé al cajero a tratar de explicarme lo ocurrido, y obviamente el letrero ya no estaba ahí colocado, y la ranura ya no tenía el caucho exterior que también parecía original.

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Igual de obvia fue la participación de un empleado de la gasolinera, quien portaba un radio y, a más de mostrarse nervioso, fue el único que se situó atrás de mí y pudo haber puesto y sacado el letrero sin que el resto del personal de la gasolinera lo hubiera notado.

Lamentablemente al no haber cámara que haya filmado ese acto, resultó imposible probarlo.

Ing. José Benites Broos
Guayaquil

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