Los casos de presunta explotación a empleadas domésticas ecuatorianas de parte de funcionarios diplomáticos de la misma nacionalidad, denunciados por The Washington Post, no serían los únicos.

Carmen Altamirano, moradora del barrio La Comuna, relató ayer el caso de su hijo Heriberto Monaganda (21), quien trabaja legalmente hace un año en Washington.

Junto a su esposa, Verónica Gordón Sierra, Heriberto desempeña labores domésticas desde el 1 de mayo del 2003 en casa de Marcelo Hervas, embajador de Ecuador ante la Organización de Estados Americanos (OEA).

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Altamirano denuncia que los contratos de su hijo y su nuera no se cumplieron según lo firmado. Hasta ahora no reciben sus remuneraciones completas y no  tienen derecho a vacaciones, dijo. De los 500 dólares que percibe por sueldo, Heriberto envía  100 mensuales a su madre.

Los esposos Monaganda Gordón no pueden interponer acción alguna en contra de Hervas, porque “está amparado por la inmunidad de jurisdicción”, según la cláusula octava del contrato.