Ayer, Maradona permanecía en la casa de campo donde se  aloja desde el jueves pasado, cuando –sin recibir el alta médica– abandonó la clínica Suizo-Argentina, tras 11 días de  internación en el área de cuidados intensivos.

El ex astro del fútbol local tenía pasajes reservados para partir el mediodía de ayer hacia La Habana en un vuelo de línea, con escala en Panamá, junto a su médico Alfredo Cahe y dos amigos.

Pero en el horario de partida del avión, Maradona se encontraba aún en la  lujosa residencia de campo, en la localidad bonaerense de General Rodríguez, 50  km al oeste de Buenos Aires.

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Allegados al ex capitán de la selección argentina habían estimado el lunes que recién viajaría mañana a Cuba, para retomar un tratamiento de  rehabilitación por su adicción a las drogas.

A diferencia de lo que sucedió en los últimos días, cuando se veía a un  activo Maradona jugando al golf desde muy temprano, en la lluviosa y fría  mañana de ayer, prácticamente no hubo movimientos en la residencia, perteneciente a un poderoso empresario de la industria láctea de Argentina.

El ex campeón mundial de México 86 se levantó tarde y se hizo ver recién  cerca del mediodía, cuando su imagen fue registrada desde unos 500 metros por las cámaras.

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Maradona durmió hasta tarde, luego de recibir a decenas de invitados el lunes, para comer un asado (comida típica de carne vacuna) en una  cena en su homenaje y, supuestamente, de despedida por su inminente viaje.