La seguridad de Río de Janeiro será reforzada a partir de la próxima semana por miembros del Ejército, aseguró el ministro brasileño de Defensa, José Viegas, en declaraciones publicadas este miércoles por el diario "Folha de Sao Paulo".
 
La presencia de militares en las calles de la ciudad más emblemática de Brasil había sido solicitada por las autoridades regionales, que se han visto desbordadas por el aumento de la violencia, y estaba siendo analizada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
 
Viegas fue el primer funcionario en confirmar oficialmente que el líder socialista ya autorizó el envío de tropas a Río de Janeiro, lo que venía siendo objeto de especulaciones en la prensa.
 
"El Ejército será usado en Río de Janeiro. Fue una determinación del presidente de la República, que está preocupado con la violencia a la que está siendo sometida la población del estado de Río de Janeiro", afirmó el ministro a "Folha de Sao Paulo".
 
Viegas aseguró que los militares actuarán en "operaciones puntuales" contra las organización criminales que disputan el tráfico de drogas en las principales favelas de la ciudad.
 
Tales operaciones, aclaró, incluyen la ocupación temporal de favelas para buscar narcotraficantes y armas.
 
"Riesgo siempre existe. Es una posibilidad. Pero es menor que el riesgo a que está expuesta la población de Río de Janeiro ante esa violencia", afirmó al ser interrogado sobre si los militares estarían preparados para reprimir narcotraficantes en barrios habitados por miles de personas inocentes.
 
Aclaró igualmente que los militares enviados, cuyo número aún no ha sido determinado, serán profesionales con entrenamiento para actuar en conflictos urbanos y en ningún caso reclutas.
 
Pese a la petición de la gobernadora de Río de Janeiro, Rosinha Garotinho, de que los militares actúen bajo su mando, el ministro aclaró que "en toda o cualquier operación conjunta del Ejército y la Policía, el Ejército tendrá el control operacional".
 
Viegas afirmó que dicha condición ya fue aceptada por la gobernadora y por su secretario de Seguridad Pública y marido, el ex candidato presidencial Anthony Garotinho, con quien vienen siendo negociadas todas las condiciones de la intervención militar.
 
Inicialmente la gobernadora pidió el envío de 4.000 soldados para reforzar la seguridad en las regiones más violentas.
 
El comandante del Ejército, general Francisco Roberto de Albuquerque, dijo el pasado domingo que cerca de 1.500 soldados de un batallón especialmente entrenado para acciones urbanas están listos para actuar en Río de Janeiro cuando el Gobierno lo ordene.
 
"Tenemos un grupo de operaciones especiales que fue desplazado hacia Goiania (ciudad del centro del país) y está siendo preparado hace algún tiempo", dijo el oficial.
 
Dicha fuerza, agregó, está preparada para "cumplir una serie de misiones bastante delicadas" o para "realizar cualquier misión: desde el combate al terrorismo o al narcotráfico".
 
El envío de los militares comenzó a ser discutido el mes pasado, cuando un enfrentamiento entre bandas rivales de narcotraficantes en una favela dejó una docena de muertos.
 
En febrero del año pasado, en pleno Carnaval de Río de Janeiro, tropas del Ejército ocuparon las calles de la ciudad para evitar que los narcotraficantes cumplieran sus amenazas de lanzar una ofensiva en medio de las fiestas, cuando miles de turistas extranjeros visitaban Brasil.
 
Los militares también fueron utilizados para reforzar la seguridad de Río de Janeiro cuando la ciudad fue sede, en 1992, de la llamada Cumbre de la Tierra, en la que participaron cerca de un centenar de jefes de Estado de todo el mundo.