El primer ministro israelí Ariel Sharón dijo ayer que no dimitirá y enmendará su plan de retirada unilateral de los colonos judíos de la franja de Gaza para lograr el respaldo de su partido, Likud, luego que este lo rechazó abrumadoramente en un referendo respaldado por EE.UU.

Sharón aseguró que “no se rinde” y auguró “decisiones difíciles” que tendrán impacto “para todos”.

Alentados por el resultado de la votación contra el plan de Sharón, colonos judíos en Gaza empezaron ayer a construir un nuevo asentamiento mientras que ultranacionalistas se instalaban en un barrio árabe de Jerusalén.

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El fracaso de Sharón es también un revés para el presidente de EE.UU., George W. Bush, según la prensa de ese país.

“El voto israelí (contra el retiro de Gaza) golpea también a la política estadounidense”, afirma en la portada el diario Los Angeles Times.

“El Likud dio un golpe a la política hacia el Medio  Oriente del presidente Bush que difícilmente podría permitírsele después de un mes de decepciones”, estimó el diario angelino, en referencia a la situación en Iraq.

Bush apoyó tajantemente ese plan tras una visita de Sharón, hace dos semanas, a la capital estadounidense.

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“Haber apostado por Sharón puede causar un perjuicio a Bush”, afirmó The Washington Post, que estima que el rechazo del plan por el Likud golpeó “la credibilidad estadounidense”.

Arafat, cercado
Mientras tanto, unos quince jeeps del ejército israelí  bloquearon anoche las tres entradas del cuartel general  del presidente palestino, Yasser Arafat, en Ramala.

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Además, el ejército israelí mató a dos combatientes  palestinos e hirió a otros 16 durante una  incursión lanzada en Jan Yunes, en el sur de la Franja de Gaza, según un nuevo  balance proporcionado por fuentes médicas.