El papa Juan Pablo II elogió ayer en el Vaticano la ampliación de la Unión Europea con diez nuevos países miembros, incluida su natal Polonia, y señaló que los miembros del bloque deben redescubrir sus raíces cristianas si desean permanecer unidos y lidiar con desafíos como el diálogo con otras culturas y religiones.

“La unidad de los pueblos europeos, si ha de ser duradera, no puede ser solo económica y política”, dijo el Pontífice a miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, para escuchar su mensaje dominical desde su despacho. El Papa ha defendido firmemente la inserción de una referencia específica a las raíces cristianas del continente, en la nueva constitución europea.

Tensiones y problemas
Una vez que acaben las ceremonias y el júbilo por su ampliación a 25 países, la Unión Europea deberá enfrentar a nuevos problemas y tensiones. Los enfrentamientos entre los manifestantes antiglobalización y la policía irlandesa mientras se realizaba la cumbre de los mandatarios de la UE en Dublín, fueron un recordatorio del descontento sobre el modelo capitalista del mercado libre europeo.

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La ampliación aumentará el desfase de riqueza entre los ricos europeos occidentales y sus vecinos más pobres del este, que analistas prevén tardará décadas en cerrarse.

Pero de momento, los líderes políticos del este y oeste de Europa esperan que “el factor de sentirse bien” procedente de las celebraciones de la ampliación y los cambios de gobierno en varios países creen una mejor atmósfera para resolver los problemas.