“No tenemos agua potable, y esto es de manera permanente, no podemos realizar las actividades del hogar porque el servicio es deficiente”, se quejó Natalia Urrutia, moradora de la parroquia Nicolás Infante Díaz.

“El agua llega una hora de mañana y otra en la noche, a veces sin la suficiente presión por lo que hay que recogerse en tanques”, dijo Victoria Mera, residente de la parroquia Siete de Octubre.

Como respuesta a estas quejas, el alcalde Marco Cortés Villalba indicó que gran parte del problema de desabastecimiento de agua potable se debe al desperdicio de más del 65%, por cuanto las tuberías secundarias y terciarias de la red de distribución están deterioradas, con más de 25 años de uso.

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El personero señaló que el Banco del Estado aprobó un crédito de 1 millón 500 dólares, recursos que se invertirán en el cambio de las tuberías para mejorar la calidad en el servicio.

“Los trabajos comenzarán en unos 60 días, después de que entreguemos los informes que nos solicitan del Banco Central, Ministerio de Economía y Finanzas, Contraloría del Estado, para concretar la entrega del crédito”, anunció Cortés.

Las parroquias Nicolás Infante Díaz, Venus del Río Quevedo, Viva Alfaro, Siete de Octubre, El Guayacán, 24 de Mayo, los sectores de San Camilo, Progreso, Juan de Dios Avilés, Josefina, 15 de Noviembre y Baldramina son los que más sufren por la escasez del líquido.