Es inadmisible que los ganadores del Concurso de Merecimiento de Educación del año 1999 todavía no obtengan sus nombramientos que por derechos les corresponde, debido a sus conocimientos.

Son inicuas las respuestas que da la Comisión de Estudios: hay que esperar que alguien muera, renuncie o se jubile. ¿Habrá entonces que esperar diez años más si en cinco no hay respuesta afirmativa? Van a realizar un nuevo concurso -se supone que cuando los hacen hay partidas- pero, ¿cómo hablan de eso sin haber entregado los nombramientos del 99? ¿Hasta cuándo la burocracia dorada de la educación acapara nombramientos?

Los supervisores de educación deben informar al ministro respectivo las falencias en los colegios, escuelas para que los supervisen, especialmente las nóminas de maestros que están de más o que hacen falta según el censo que se hizo.

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Gianina E. Artieda
Guayaquil