De pie, atento a todos los movimientos que suceden a su alrededor, Nicolás Galarza cubre su turno de 12 horas diarias como guardia de seguridad de la oficina de la Asociación Pro Bienestar de la Familia Ecuatoriana (Aprofe), en Portete y la 27.

Aunque tiene un sueldo fijo (180 dólares mensuales), lo que recibe no le alcanza para solventar los gastos de su esposa y tres hijos.

Por eso, cuando le toca el turno de la noche (19h00 a 07h00) dedica la mañana a ofrecer el servicio de taxi.

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Durante los ocho años que lleva realizando esta actividad no ha tenido que utilizar el arma, pues “afortunadamente no he tenido que enfrentar ningún asalto”.

Sin embargo, Galarza está pensando en retirarse, debido al incremento de la delincuencia en la ciudad.
“Lo que uno gana no justifica la manera en que se está arriesgando la vida”, dijo.

Leonardo Moyano es su compañero de guardia. También gana $ 180, lo que “me permite solo solventar mis necesidades básicas”. Tampoco ha tenido que enfrentar asaltos, pero vive con el sobresalto de que algo pueda pasar. “Estamos preparados, pero nunca se sabe a lo que estamos expuestos”, dijo.

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