Esto significó que los países tuvieron que ajustar sus cifras y lograr un crecimiento económico alto.

Esto provocó que en junio del año pasado el valor del euro, que históricamente estuvo por debajo del dólar estadounidense, supere ese valor. A fines del año pasado por cada dólar se entregaban apenas 0,87 euros. Antes la paridad entre ambas monedas era de 1 a 1.

El incremento provocó un cambio en el flujo comercial europeo y también en el costo de los productos en las economías domésticas.

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En España, por ejemplo, el área turística se afectó gravemente por la elevación en los costos de los servicios. En algunos casos se encarecieron hasta en 30%, al cambiar los precios de pesetas a euros.

Sin embargo, quienes exportan productos se vieron beneficiados de la devaluación de casi el 23% de la moneda europea, significó que EE.UU. baje de forma urgente las tasas de interés a nivel interno, con el fin de movilizar más créditos y aumentar la circulación de capital en esa nación.