Cinco periodistas de importantes diarios de EE.UU. fueron despedidos por plagios e invenciones.

Hoy se cumple el primer aniversario de la renuncia del periodista Jayson Blair al diario The New York Times, que luego lo expuso como un plagiador e inventor de historias, y se colocó a sí mismo en una crisis que obligó eventualmente a su editor ejecutivo, Howell Raines, a renunciar.

 Las salas de prensa estadounidenses, que tienden más a evitar los escándalos que a generarlos, emergen de un año que dañó su credibilidad y acabó con las carreras de importantes editores.

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Cuando el escándalo Blair comenzaba a apagarse, otro periodista del Times, el ganador del premio Pulitzer, Rick Bragg, fue forzado a renunciar por su uso excesivo de información recogida por periodistas independientes a quienes no daba el crédito.

Luego la agencia Associated Press despidió a su reportero Christopher  Newton, porque no se pudo verificar la existencia de más de 45 personas y organizaciones mencionadas en 40 artículos suyos.

En abril del año pasado The Los Angeles Times despidió a un fotógrafo enviado a Iraq porque alteró electrónicamente una foto que mostraba a un soldado británico dirigiendo a civiles iraquíes a protegerse de unos combates.

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El pasado mes de marzo, el diario estadounidense más vendido, USA Today, expuso a su corresponsal extranjero estrella, Jack Kelley, nominado a un Pulitzer, como un plagiador e inventor de historias. La editora del diario, Karen Jurgensen, tuvo que renunciar.

Estos escándalos, sin embargo, no son nada nuevo.

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Antes de Blair, la reportera del The Washington Post, Janet Cooke, quien ganó en 1981 un Pulitzer por su reportaje sobre un adicto a la heroína de 8 años de edad, que no existió.

La reciente película Shattered Glass, recuerda el caso del editor de The New Republic, Stephen Glass, despedido en 1998 por inventar reportajes.