Misión no es lo mismo que sumisión. Lamentablemente, cuando la misión del Gobierno viaja al FMI, más se piensa en lo segundo.

Argentina es ejemplo de que sí puede haber negociaciones soberanas con el FMI en función de las conveniencias del país y no desde las perspectivas de los acreedores. Siempre las visiones serán diferentes, en los que representan diversos intereses. En materia de negocios y políticas no hay samaritanos, hay negociadores y negociantes. Para ellos poco importa lo que sucede en lo social en el interior de los países dependientes.

No solo se trata de dinero más o dinero menos, sino de la afectación global de la calidad de lo social.

Ejemplos son muchos: los paros en salud y educación por la falta de pago y de infraestructura, mantenimiento e insumos básicos, así como la ausencia de servicios básicos cual es el caso del agua potable. ¿Quiénes son los que más pierden? Evidentemente los sectores sociales que por su pobreza solo pueden ser atendidos en los centros de salud y de educación pública. Los gobiernos quieren situar la responsabilidad en la dirigencia clasista, pero el tema no va solo por ahí, hay necesidades vitales insatisfechas de los trabajadores.

Además, sobre todo en salud, en muchas ocasiones es una farsa que exista atención, si no hay agua, no hay condiciones para esterilizar, en las termocunas hay que introducir a varias criaturas, porque la mayoría están dañadas. Si hubiese control de establecimientos de salud que no sea dependiente del Gobierno central, posiblemente se habría prohibido el funcionamiento de varias unidades asistenciales.

Lo que el Ecuador vivió respecto de los centros de detención fue demostrativo. Mujeres, hijos, parientes, empleados de esos centros y aun periodistas fueron retenidos como rehenes, práctica inhumana para que el Gobierno se “humanice”. Los excesos fueron perdonados, lo cual puede tener explicación, pero siempre el precedente es nefasto. El caso del reclamo de los soldados por sus bajos ingresos, que fue ahogado con un incremento del rancho en 20 dólares, también constituye un precedente preocupante, porque nunca gobierno alguno ha tenido que llegar a una especie de contrato colectivo con las Fuerzas Armadas.

Una frase de barbarie es “la letra con sangre entra”. En el Ecuador podría glosársela señalando que los derechos de los humildes solo cuando son reclamados con violencia social serán atendidos.

Parece importante que el Gobierno ofrezca invertir parte de los recursos petroleros en lo social; ojalá no solo sea un tonteo. ¿Cuán importantes nuevos proyectos de inversión? Sí, mucho, pero, no hay servicios higiénicos ni agua potable en escuelas y unidades médicas, no hay techos en los centros de educación, no hay esterilizadores en establecimientos médicos, entre otras calamidades. ¿Por qué inmediatamente no se invierte para solucionarlas?
Sumisión, no. Dignidad, sí.