Esta actividad se la hizo antes de los cierres parciales del carril central, para permitir la colocación del asfalto, en donde se instalaron tuberías de agua potable y alcantarillado.
Los cierres empezaron a las 09h30 desde la calle Clemente Ballén hasta Manuel Galecio.
Para el efecto, vigilantes de la Comisión de Tránsito del Guayas (CTG), tres en cada cuadra, procedieron a controlar el tráfico y a desviarlo hacia el carril izquierdo, que ayer se lo habilitó totalmente.
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Los agentes eliminaron a lo largo de la avenida las señales de permitido el estacionamiento y prohibieron el parqueo en esa zona.
El tráfico fluía lentamente por los carriles laterales (izquierdo y derecho), mientras varios trabajadores cumplían con la tarea fijada.
Decenas de vehículos, que diariamente circulan por el lugar, sufrieron retrasos porque se vieron atascados en algunas cuadras.
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A estos inconvenientes se unieron los problemas generados por el polvo y el ruido ensordecedor de los motores de los carros.
A más de los conductores, también resultaron afectados los peatones, quienes debieron hacer malabares para cruzar la calle.
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Los propietarios o encargados de establecimientos comerciales, ubicados a lo largo de la avenida, también se quejaron, aunque prefieren ya no hablar de los inconvenientes que les ha causado a sus negocios esta obra.
Los trabajos de regeneración urbana en esta vía tienen un plazo de cuatro meses aproximadamente, según aseguraron las dos empresas a la Fundación Siglo XXI, que tiene a cargo la obra.