Existe división entre los madereros luego que la empresa SGS dejó de controlar la tala.

¿Debe el Estado cobrar a los explotadores de madera por el control forestal? ¿O acaso es la existencia del control en sí, lo que llevó a los productores a organizar un paro en agosto pasado, y a los empresarios a contratar el servicio de abogados que echaron abajo el convenio de control con la verificadora suiza SGS?

Cualquiera que sea la respuesta, lo cierto es que, desaparecida la intervención de la SGS y sometida a ayuno financiero Vigilancia Verde (VV), una alianza entre el sector privado y el público para controlar la movilización de madera, la explotación de este recurso está regresando a lo que fue hasta principios de esta década: un proceso de deforestación con unos distritos forestales debatiéndose entre la incapacidad técnica de control y la corrupción.

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Para la ex ministra del Ambiente del gobierno de Gustavo Noboa, Lourdes Luque, buenos y malos, legales y clandestinos se unen para enfrentar los controles forestales.

Entonces están juntos los balseros (buenos porque es una especie plantada usualmente sobre bananeras o pastizales), los “Comafors”, medio buenos porque tienen algunas plantaciones manejadas sustentablemente, y madereros totalmente ilegales, añadió Luque al destacar que algunas veces los segundos también compran madera sin preguntar de dónde viene.

“Y están los intermediarios, malísimos. La sinergia es contra el pago”, acotó.

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Para Luque, fijar una tarifa baja o eliminar el pago, divide a los madereros entre “los que no quieren ningún control, los que quieren un control vulnerable o corruptible” o los que, como los balseros, sí pagarían por mantener un mercado externo que les exige un manejo sustentable.

Conveniencia
Pero más allá de la legalidad, está el tema de la conveniencia o no de prohibir definitivamente la tala de lo que queda de los bosques nativos.

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Para el gerente de VV, Marco Vivar, una tala técnicamente hecha puede incluso ayudar al mantenimiento del bosque nativo. Y Luque afirmó, por su parte, que si bien los bosques cumplen funciones de captación de carbono y regulación de aguas, tiene sentido el mantener virgen el bosque nativo.

Sin embargo, dijo Luque, no se puede ser tan terminante, “hay un factor de generación de empleo en la zona rural”.

El problema estaría, entonces, en establecer si se genera ese empleo en las zonas rurales, o si las comunidades entregan sus bosques a intermediarios, por precios irrisorios.