El Foro Económico Europeo, que se celebra a partir de mañana en Varsovia, reunirá a 1.500 personalidades de la política y el mundo de los negocios que examinarán las perspectivas que ofrece la inminente ampliación de la UE.
 
La cumbre, conferencia europea del Foro de Davos, se prolongará hasta el día 30, víspera del ingreso oficial en la Unión de los 10 nuevos miembros del Este.
 
En las 42 reuniones organizadas con motivo del evento participarán 16 jefes de Estado, 4 primeros ministros y decenas de ministros de 45 países, informaron los organizadores que aún no han ofrecido una lista detallada.
 
La mayoría de los simposios temáticos estará relacionada con los problemas de la economía y la política, pero habrá algunos de carácter singular, como el simposio que animará a sus participantes a alimentarse de manera sana y levantarse de vez en cuando de los sillones para caminar o hacer un poco de ejercicio.
 
El encuentro varsoviano, en el que estarán representados más de trescientos millones de ciudadanos europeos, se desarrollará bajo el lema "Europa, más allá de la ampliación".
 
Ese lema ha orientado todo el encuentro hacia el análisis y valoración de los distintos aspectos de la vida comunitaria, el económico, el social y el institucional.
 
Se analizará en qué medida la UE contribuirá a la estimulación del crecimiento económico, al fortalecimiento de la estabilidad y a la creación de un ambiente en que los negocios puedan desarrollarse de manera dinámica.
 
El ambiente que reina en Varsovia antes de la cumbre es una mezcla de ilusión por el ingreso de Polonia en la Unión Europea y de temor a los 5.000 activistas de los movimientos opuestos a la globalización que se han dado cita en la capital polaca.
 
Los ilusionados con la integración en la UE hacen cola para comprar banderas de la comunidad, mientras que las autoridades tratan de reducir el miedo de los varsovianos informando de cómo mantendrán el orden unos trece mil policías dotados con cañones de agua y todo el material antidisturbios indispensable.
 
Los adversarios de la globalización han prometido que no habrá algaradas callejeras, pero los comerciantes de las zonas amenazadas por los posibles disturbios han tapado todas las vidrieras con placas de cartón y de virutas prensadas.
 
La demanda de ese material fue tan grande en los últimos días que hubo que movilizar todas las reservas existentes en los almacenes de otras ciudades.
 
La policía se ha tomado muy en serio la posibilidad de que grupos de violentos puedan provocar disturbios, porque los hinchas de muchos clubes de fútbol han anunciado que aprovecharán la Cumbre para dar soberanas palizas a los anti-globalización.
 
Con el fin de reducir la posibilidad de incidentes peligrosos, las autoridades varsovianas han prohibido la venta de bebidas alcohólicas en las barriadas centrales de la capital.
 
Por su parte, el alcalde de Varsovia, el conservador Lech Kaczynski, uno de los principales líderes de la oposición antigubernamental, declaró que todo lo que suceda durante la cumbre será responsabilidad de los organizadores.
 
"Yo no quería la cumbre en Varsovia y no tengo nada que ver con ella, pero sí exigiré al Estado que devuelva a la ciudad lo que ésta gastó en la organización del evento e indemnice a todos los que sufran pérdidas por culpa de la reunión", dijo Kaczyyski.
 
El presidente Aleksander Kwasniewski respondió a esas palabras indicando a los varsovianos que su ciudad centrará la atención de los medios del mundo entero durante tres días y conseguirá así una promoción de sus encantos que antes jamás tuvo.
 
Sea como fuere, el 28 de abril, con la inauguración del Foro Económico Europeo, comenzará el último tramo de la marcha de Polonia hacia la UE que culminará el 1 de mayo y el ingreso se celebrará con festejos que durarán hasta el día 8.