Los obispos de la Iglesia Católica, agrupados en la Conferencia  Episcopal Ecuatoriana (CEE), se reúnen dos veces por año (abril y octubre). En cada una de esas citas suelen discutir temas de coyuntura nacional, además de cuestiones internas.

En la última reunión, efectuada en Quito el miércoles pasado, los sacerdotes redactaron el comunicado “Vivir en democracia en una sociedad justa y fraterna, Carta de la Conferencia Episcopal a los Ecuatorianos”, en el cual señalaron que el jefe de Estado, coronel Lucio Gutiérrez, “es el primer responsable” de la crisis de gobernabilidad que atraviesa el país.

Aseguraron que “no defenderán ciegamente al actual gobierno” en caso de que se comprueben las denuncias de corrupción en su contra.

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Este fue el primer comunicado sobre cuestiones políticas que emitió la CEE en lo que va de este gobierno.

Ayer, el vicepresidente de la CEE, monseñor Antonio Arregui, dijo al noticiario matinal de Gamavisión que “él (Gutiérrez) es responsable de lo bueno y de lo malo que pasa. Si algún día se sintiera incapaz de manejar el país, lo correcto es que renuncie”.

Jaqueline Aspiazu, coordinadora de la Red Anticorrupción de Guayaquil, afirma que “si la Iglesia Católica, que generalmente no hace declaraciones de ese tono, ha pedido rectificaciones, es porque la situación es insostenible”.

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Luis Túpac Yupanqui, director Nacional del Servicio Jesuita a Migrantes del Ecuador, dice estar de acuerdo con el comunicado de la CEE, aunque aclara que los sacerdotes no se reunieron exclusivamente para analizar la situación política del país.

De hecho, considera que el discurso de los obispos, de cierta forma, legitima al régimen (y a los que están detrás de él), “porque pidieron que no lo destituyamos”.

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“Gutiérrez está condicionado por otros espacios de poder que no le van a permitir escuchar. Él puede oír pero no rectificar. Le han impuesto una agenda desde la Embajada de Estados Unidos y el Partido Social Cristiano”, explica el religioso.
Ana Lucía Córdova, directora Ejecutiva de Auditoría Democrática Andina, opina que la “calidad de la democracia” (esto es, el respeto por las instituciones públicas y privadas, la estabilidad política y el respeto a los derechos ciudadanos) empeora cada vez más.

“El Gobierno se sostiene gracias a los intereses de ciertos partidos políticos que lo apoyan a pesar de las contradicciones en las que ha caído”, agrega.

Juan Carlos Macías, coordinador de la Corporación Foro de la Juventud, señala que la ciudadanía está preocupada porque el Mandatario no muestra deseo de rectificar.

No obstante –acota Macías–, el cambio debe provenir también de los partidos políticos, las organizaciones sociales y de la sociedad en su conjunto. “Deben retomarse los diálogos nacionales”, concluyó.

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