Desconocimiento de la técnica del  riego y  mínima reglamentación,  minimizan buen uso del líquido.

En la Costa no cabe la palabra sequía por la gran abundancia de agua. Lo correcto es expresar que por una mala administración y conducción del agua a áreas de vocación agrícola, por un atraso del periodo de lluvias, hay daños en los sembríos de arroz y maíz.

El planteamiento lo captamos del sudafricano Frank Muller Botha, técnico que lleva 30 años trabajando en el diseño y montaje de sistemas de riego en varias partes del mundo, entre ellos Ecuador, donde vive y representa a una firma multinacional.

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“Cualquier cultivo exitoso depende de la relación planta-suelo-agua; una combinación que no ha sido captada bien por el agricultor y ese es el punto clave del porqué la actividad es tan riesgosa y los rendimientos de las cosechas resultan  bastante bajos”.

Para Muller, el pequeño agricultor nacional podrá acceder a esta tecnología en grupos, cooperativas, comunas, en trabajo mutuo porque individualmente es más difícil y costoso.

Dotar de riego por goteo un área inferior a 5 hectáreas lo descarta, porque la producción hace imposible recuperar los $ 1.500 a $ 2.000/ha que cuesta instalarlo.

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Opina que los grandes proyectos de riego deben  estar en manos de Estado, pero hasta cierto punto. “Aguas abajo, en manos privadas para manejarlos. Considero que los proyecto de Cedegé en muchos casos están utilizados no más del 20% por la falta de continuidad, de una actividad de mantenimiento y manejo a largo plazo y por eso los proyectos van disminuyendo su efectividad en el mediano plazo”.

Ecuador tiene ventajas muy grandes como temperatura promedio año de 25 grados, tierras, pluviometría suficiente como para ser una potencia agrícola mundial, sostiene Muller, pero por lo dicho enfrenta hoy problemas serios ya en diversos sectores por la salinización de los suelos, caso presa de El Azúcar, reservorio que al bajar su nivel por falta de bombeo sube la concentración de estas en el agua. Esto cambiaría si en el futuro el trasvase de la península de Santa Elena se aprovechara el 60% de su capacidad, agrega.

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Falta un instituto de riego que congregue a todas la empresas vinculadas para dar una capacitación adecuada, un ofrecimiento del servicio calificado y propenda por una reglamentación del uso conveniente del vital recurso, dice el especialista.
 
Riego por surco
Observa el ingeniero civil Fabián Sempértegui que un sistema de riego por superficie o a gravedad bien diseñado y  manejado, implica que las plantas que menos volumen reciben en una parcela dispongan de agua suficiente y que además no haya mucha diferencia en el suministro del vital elemento de unas a otras; esto implica elevada uniformidad y eficiencia.

Para Sempértegui es complicado establecer tipos de riego de superficie (por inundación, riego por escurrimiento libre, por surcos, etcétera) porque en ocasiones difieren en los métodos de manejo más que en sus diseños. Indica como una aplicación interesante utilizar la técnica de recorte de caudal, luego de completada la fase de avance (humedecimiento total del terreno).

Otro es el denominado ‘pulsos’, en el cual el suministro no se realiza en forma continua sino fraccionada para que cada pulso produzca un frente de avance, primero sobre la parte previamente mojada y luego sobre suelo seco.

Dependiendo de la textura del suelo este sistema proporciona buen  ahorro de agua.

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El sistema más común, caracterizado por abundancia de agua y tecnología limitada como los sistemas de inundación no controlada, típicos de prados de montaña es poco eficiente y uniforme.