En noviembre del 2002 recibí mi tarjeta de crédito de un banco; por primera vez, en el mes de abril de este año, solicité a mi oficial de crédito el aumento de mi cupo y solo por no tener un patrimonio a mi nombre, mi solicitud fue negada.

¿De qué me sirvió tener un buen sueldo, otra tarjeta de crédito con un cupo seis veces mayor, una cuenta corriente  y pagar puntualmente mis mensualidades?
Nada de eso valió para que el banco considere mi aumento de cupo.

La calidad de servicio, consideración y respeto al cliente hablan muy mal de una entidad bancaria que al parecer desconoce por completo cómo se debe tratar a un  usuario.

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Otto Javier Paredes Cucalón
Guayaquil