El Gobierno de EE.UU. busca tropas y apoyos exteriores que le permitan solucionar la grave situación que afronta en Iraq, luego de la retirada de las fuerzas de España, Honduras y República Dominicana y la persistente violencia rebelde que enfrenta.

El ministro español de Relaciones Exteriores, Miguel Angel Moratinos, aseguró en Washington que notó cierto “miedo” en el Gobierno estadounidense sobre el efecto que la retirada de las tropas españolas podría tener en otros países presentes en Iraq.

A fin de evitar un “efecto dominó”, Washington ha intensificado en los últimos días sus contactos con todos los países de la coalición que dirige para asegurar que no se producirán nuevas salidas.

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En El Cairo, el secretario general de la Liga Árabe, Amro Musa, declaró ayer que los países de la organización solo enviarán tropas a Iraq si hacen parte de una fuerza de pacificación que cuente con el aval y el mandato de la ONU.

La semana pasada el Pentágono anunció que extendería en tres meses más el despliegue de un año de unos 20.000 soldados, para mantener unos 135.000 efectivos en ese país, lo que según el general Richard Myers, jefe del estado mayor conjunto de las Fuerzas Armadas, tendrá un costo de 700 millones de dólares.

Hasta ahora el Congreso ha asignado casi 160.000 millones de dólares para las operaciones militares y las tareas de reconstrucción que EE.UU. realiza en Iraq y Afganistán.

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En Washington, el senador republicano John McCain alertó ayer del peligro de que Iraq se convierta en “una amenaza enorme para EE.UU.”, estimó que la violencia es consecuencia de que “no enviamos suficiente gente para garantizar la seguridad” y expresó su preocupación por el costo económico de la guerra.