Lo que hoy es la moderna plaza Rodolfo Baquerizo Moreno –llamada hasta hace pocos años parque Guayaquil– fue el sitio a orillas del estero Salado donde se levantó la concurrida American Park (lugar creado en 1922 por quien ahora da nombre a la plaza), que además de balneario con edificio apropiado para vestuarios tenía otros implementos (botes y bicicletas acuáticas) a los que acudió masivamente el vecindario guayaquileño, especialmente los fines de semana.

Tuvo una explanada con una concha acústica donde se presentaron lujosos espectáculos artísticos, festivales bailables, concursos, etcétera. También un trampolín flotante donde hicieron sus ejercicios algunos futuros campeones de ornamentalismo en nuestro medio y una piscina con agua del estero para las niñas y menores de edad, pues los jóvenes y mayores preferían directamente el brazo de mar, que entonces era más ancho y de limpieza recomendable.

En sus instalaciones la comunidad gozó con exhibición de películas, programas culturales, encuentros boxísticos, rodeos montubios, faenas de toros, etcétera.