La confusión en torno de la suerte del líder  paramilitar Carlos Castaño aumentó este jueves luego de que un alto jefe de los  grupos de extrema derecha dijera que éste no fue víctima de un atentado, y que  lo que fue presentado como un ataque contra su vida podría ser una estrategia  para entregarse a las autoridades estadounidenses.

En declaraciones desde la clandestinidad al diario El Colombiano, de  Medellín, el jefe militar de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC),  Salvatore Mancuso, desvirtuó que un incidente armado entre paramilitares el  viernes pasado al norte del país haya sido un atentado contra Castaño, tal como  aseguró su esposa, Kenia Gómez.

"No fue un atentado. Lamentamos este hecho. Quizás Carlos ha utilizado este confuso incidente como estrategia para poder argumentar su salida de las  negociaciones de paz en Colombia -de las cuales se había retirado el 31 de  marzo- dado que, en su particular visión, no veía conveniente en esta coyuntura  la unificación de las AUC", dijo Mancuso.
Agregó que "su salida de la mesa y su oposición a la mayoritaria aspiración de la Organización por la unificación de las AUC puede que haya acelerado su  idea de entregarse a los Estados Unidos".

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A pesar de ello aclaró que "no tenemos conocimiento de que Carlos tenga una  negociación con alguna agencia de Estados Unidos".

"Hasta el día de hoy no hemos tenido comunicación con Carlos ni con ningún miembro de su seguridad personal, no sabemos dónde y en qué condiciones se  encuentra Carlos", añadió Mancuso.

Mancuso, un amigo personal de Castaño, indicó que tras el incidente del viernes pasado "nos enteramos por un amigo de Carlos y de todos nosotros que  éste lo llamó el día miércoles (dos días antes del mismo) para despedirse y  decirle que ahora sí era cierto que se iba para los Estados Unidos".

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"Quizás todo esto sea una estrategia utilizada por el comandante Castaño para argumentar su ida hacia el coloso del norte, o quizás una cortina de humo para salir del escenario público durante algún tiempo", opinó el jefe  paramilitar.

La declaración de Mancuso se suma a una serie de versiones según las cuales Castaño -jefe histórico de los paramilitares- habría muerto, estaría herido, habría salido del país hacia Estados Unidos o estaría escondido.

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Esta situación, que puede impactar de lleno en el proceso de paz que llevan a cabo desde julio del año pasado los paramilitares y el gobierno colombiano, obligó el miércoles a reacciones oficiales del embajador estadounidense en  Bogotá, William Wood, y del vicepresidente Francisco Santos.

"No estamos hablando con ellos (los paramilitares), no estamos hablando con  nadie. Punto", aseguró Wood.

"De Carlos Castaño sólo sé su historia, que es una historia sucia", agregó el diplomático, quien dijo no saber nada sobre el paradero del líder  paramilitar.
   El vicepresidente Santos exigió a los paramilitares aclarar la situación de Castaño.

"Estos señores tienen que entrar a responder al país por lo que sucedió y  hacer claridad en eso. Para mostrar la seriedad que hay en esta materia (las  negociaciones de paz) creo que las Autodefensas le deben una explicación a  Colombia", precisó Santos en declaraciones a la prensa.

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El funcionario agregó que "al gobierno tienen que aclararle, pero sin dejar la menor duda. Eso quiere decir que el señor Castaño debe aparecer vivo o  muerto".

Por su parte César Gaviria, secretario general de la OEA (organismo que verifica ese proceso de paz), dijo que espera "que el proceso pueda tener una  continuidad a pesar de que se ha dado este incidente".

El ex vicepresidente Humberto de la Calle indicó que "hay que exigirle a las autodefensas que aclaremos este incidente".

Castaño es la cabeza visible de los paramilitares de extrema derecha, escuadrones irregulares formados para combatir a la guerrilla en Colombia.  Lideró, hasta el pasado 31 de marzo cuando optó por retirarse, unas  negociaciones de paz con el gobierno para la desmovilización de unos 16.000 a  20.000 hombres con diciembre de 2005 como fecha límite.