En Buenos Aires hay ecuatorianos que piden por la salud de Maradona.

Una gran tela pintada a mano dice: “Diego amigo, Ecuador está contigo”. Los ecuatorianos residentes en Buenos Aires, Argentina, dan todo su apoyo a Diego Armando Maradona, el ídolo que está hospitalizado.

La neocolonia (si se la puede llamar así) de ecuatorianos residentes en Buenos Aires, en su mayoría estudiantes de diferentes universidades, está presente afuera de la clínica Suizo Argentina, que en realidad es una maternidad, en la que se encuentra internado Maradona. Su salud es preocupante y, aunque según los últimos reportes, se recupera, aún no sale de peligro.

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El cuadro clínico incluye un grave problema pulmonar, fiebres  y además delicados problemas al corazón. Los médicos han negado rotundamente que se trate de una sobredosis de cocaína, como se especula en los medios sensacionalistas. Y hay una sola verdad entre todos los supuestos: la situación es grave.

Sobre la avenida Pueyrredón, frente a la clínica en la que el ex futbolista es tratado por los mejores especialistas de Argentina, está el cartel grande, pintado a mano, que fue colgado por ecuatorianos.

Si él se asomara por la ventana del hospital sería una de las primeras cosas que vería. Pero esa no es la única manifestación del cariño de Ecuador por Maradona.

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En esa especie de altar deportivo que se ha construido con fotos y oraciones por la pronta recuperación del idolatrado Pelusa hay otras muestras de la solidaridad ecuatoriana. “Diego, Quito está presente”, dice un gran cartel que se suma a los de las diferentes ciudades y barrios de Argentina.

Gente de diferentes nacionalidades se ha movilizado hasta el establecimiento de salud para demostrar que la pasión por Maradona no tiene bandera ni fronteras.

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“Maradona: México DF está contigo”, o “Aguante Diego, Perú presente”, son solo algunos de los mensajes que los preocupados hinchas del “10” han colgado en las paredes de la clínica Suizo Argentina.

Todos hablan de él
Asimismo, periodistas de diferentes medios internacionales se hacen presentes con cámaras y libretas. Está la BBC, Tv española, Reuters, Tv 5 de Francia, entre muchos otros. Todos quieren saber e informar en sus países cómo está el ídolo del fútbol argentino. Las noticias son escasas en esta especie de vigilia.

Un grupo de mujeres se reúne alrededor de un rosario para orar por la salud de Diego, mientras jóvenes y otros no tanto, se van acercando al resto de la gente para preguntar si hay novedades.

Cada cierto tiempo un grupo de chicos, con la camiseta blanquiceleste de la selección nacional argentina, empieza a corear “Marado... Marado... Marado...”, el tema que el cantante popular Rodrigo le dedicó al ídolo. Las señoras del rezo se disgustan porque hay que “respetar a los otros internos y al propio Diego”.

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Parecería que lo único que existe y es importante en la ciudad es la golpeada salud de Maradona; en las radios si no se está informando las novedades médicas, se escuchan los temas que diferentes artistas le compusieron a lo largo de su historia en el fútbol.

Los programas de televisión transmiten ininterrumpidamente imágenes de los exteriores de la clínica donde Diego se encuentra asilado.

Miles de mensajes
El amor de la gente de toda edad y de todo origen por Pelusa es evidente.  “Si Diego se resfría, la Argentina estornuda”, dice uno de los afiches con una foto del ex jugador de fútbol besando la copa del mundo. Hay más, algunos poéticos: “tu cuerpo alado nunca dejará de volar” y otros de contenido social: “el pueblo leproso te necesita”.

Además, la figura de Maradona, casi sagrada para algunos, hace que se lo eleve a categorías religiosas: “Jesús en el cielo, Diego en la tierra” o “Diego siempre vivirás, Dios no quiere competencia”. Todo es ruego: “Dios dale otra mano”, pide algún fanático que ha pegado una estampita de algún santo local en su cartel, y recordando “la mano de Dios” que aludió Maradona en el Mundial de México 86, cuando le anotó un gol a Inglaterra, en un clásico del planeta.

Así, con susto, con fervor, se vive la espera. “Si Diego se muere todo se funde”, dice un jovencito al pasar por allí. Un jubilado que está mirando la pared de buenos deseos asiente. “¡Aguante Diego!”, es el clamor popular en Argentina y en el mundo entero...