Hoy concluye la vigencia del acuerdo que firmó en marzo del año pasado el Fondo Monetario Internacional (FMI) con Ecuador.

El Frente Económico anunció que –debido a la imposibilidad de cumplir los compromisos asumidos con el organismo– se negociará un segundo acuerdo.

Temas como la contratación de administradores internacionales para las empresas eléctricas y telefónicas, la licitación petrolera y el envío de una reforma tributaria al Congreso fueron, entre otros, postergados desde mediados del año pasado.

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A cambio de cumplir con sus condiciones, el FMI se comprometió a otorgar un crédito por 205 millones de dólares, de los cuales –por el incumplimiento del Gobierno– solo llegaron al país 84 millones.

Uno de los momentos de mayor tensión con el FMI, que promueve la austeridad y la disciplina fiscal, ocurrió hace un año, cuando el presidente Lucio Gutiérrez aceptó aumentar el sueldo básico a los maestros.

Por ello, la negociación de un nuevo acuerdo todavía deja dudas a los analistas, que no ven con optimismo el nuevo anuncio de incrementar las remuneraciones del sector público.

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“La subida de los salarios se ve como un rompimiento de la disciplina fiscal. Técnicamente, Ecuador está quebrado. Hay liquidez, pero tenemos más deudas que dinero”, advirtió Ramiro Crespo, director de Analytica Securities, consultora que monitorea los mercados internacionales.

La próxima semana, el presidente del Banco Central, Mauricio Yépez, viajará a Washington, a la sede del FMI, para negociar una nueva Carta de Intención.