Era la cantante con la que sueñan todos los músicos. Dominaba como nadie la esencia musical. La voz susurrante, cálida y de enorme expresividad, llena de matices y variaciones, además, los experimentos con ritmos y tiempos.

Reunió la música de la experiencia negra y le aplicó arreglos clásicos. Poseedora de una compleja y profunda maestría. Inventó el silencio como elemento musical.

Se atrevió con algunos géneros jazz, gospel, blues, soul, clásica y canciones populares.

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Siempre quise escribir sobre Nina Simone. Sin embargo, durante mucho tiempo las palabras me fueron esquivas. Ahora, cuando mañana ya es un año sin ella, es más que una obligación, es una manera de celebrar su presencia eterna entre nosotros.

Su porte de leyenda viene dado porque como nadie en los Estados Unidos siempre supo ser fiel intérprete del pueblo negro.

La marginación que padeció y la fuerza con la que luego se volcó para defender los derechos de los de su raza, la convirtieron en un  emblema de la lucha por la libertad en los Estados Unidos de los años 60.
 
La música vino con ella. Quería ser la primera pianista de concierto negra. Pero el sueño no fue posible. A pesar de estudiar música clásica y tener como compositor favorito a Bach (Alemania), el estigma de su color la derrotó.

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A los 10 años ofreció su primer concierto en la biblioteca de la ciudad, y la decepción que sufrió cuando botaron a sus padres de la primera fila para acomodar a un grupo de blancos, le llenó la vida. El racismo la marcó como una experiencia traumática.

Ayudada por su profesor de música consiguió ingresar en la escuela de música Juilliard en Nueva York, estuvo un año hasta que se le venció la beca. Solicitó admisión en el Instituto Curtis de Filadelfia, pero la rechazaron por negra.

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Para mantener a su familia trabajó en clubes de Atlantic City, Nueva Jersey, ya que su padre era obrero y su madre doméstica. Se convirtió en cantante y cambió su nombre Eunice  Waymon por el de Nina (para definirse como niña pequeña) Simone (de la actriz francesa Simone Signoret).

En 1957 grabó sus primeros discos para el sello Bethlehem, subsidiario de R&B. Las muestras de su talento como pianista, cantante, adaptadora y compositora convencieron a todos. Su interpretación de I loves you Porgy de la ópera negra Porgy and Bess (1935), de Ira y George Gershwin, vendió un millón de copias. A pesar de eso, trabajó como sirvienta para una familia blanca para pagar sus gastos.

Luego todo cambió. Su primer concierto importante fue en el Palacio Municipal de Manhattan en septiembre de 1959. Ahí nació la leyenda que con el tiempo lo único que hizo fue agrandarse. Exigió respeto por ella, su arte y su pueblo; y se rebeló diciendo que tocaba música clásica negra.

Para evitar que la encasillaran como cantante de jazz, pues decía que es el destino natural que los blancos reservan a los músicos negros, se atrevió con temas de The Beatles, Bob Dylan, Bertold Brecht, María Bethania, George Harrison, Leonard Cohen.

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Tampoco le gustaba que la compararan con Billie Holliday, por la adicción de esta a la heroína. Expresó que el compararla comprobaba que la América racista no podía, ni quería tratar la cultura negra con toda su variedad.

Tal vez su canción más conocida sea My baby just cares for me del disco Little girl blue (1957), que Chanel usó en 1984 para un anuncio de televisión. Pero desde Nina Simone and her friends (1957), y los que siguieron, como Nina At the Village Gate (Roulette) (1961), Nina Simone at Carnegie Hall (1963), High Priestess of Soul (1966), y más de 60, puso su sello profundo.

En su autobiografía I put a spell on you (en español, Te hechicé), admite que a pesar de apoyar la lucha del pueblo negro contra la brutalidad policial, no podía crear arte con el tema de esas luchas.

Eso cambió en septiembre de 1963, cuando pusieron una bomba en una iglesia de negros en Birmingham, Alabama, allí murieron cuatro niñas que asistían al catecismo. La gente estalló y  la policía  mató a balazos a otro joven negro, y una turba de blancos mató a un negro a golpes en la  calle.

“Yo ya no aguantaba más”, recuerda. “Me quedé  en mi estudio, enmudecida; toda la verdad que había negado tanto tiempo se me vino encima y me dio una cachetada. De repente se me reveló lo que significa ser negro en Estados Unidos en 1963”.

Luego de eso compuso Mississippi Goddam, una acusación amarga y furiosa de la situación de los negros en ese país. Y se hizo leyenda.

ACORDES
Nació el 21 de febrero de 1933 en Tryon, Carolina del norte, con el nombre de  Eunice Kathleen Waymon. Sexta de ocho hermanos, a los 4 años ya tocaba el piano y cantaba en el coro de la iglesia de su madre.

Fue la primera que grabó The house of the rising sun (La casa del sol naciente) en 1961, que luego también interpretó Bob Dylan en su primer álbum en 1962 y posteriormente The Animals en 1963, alcanzando gran popularidad.

Nina renunció a su país en 1969, tras el asesinato de Martin Luther King. En 1974 se fue a Barbados y durante los años siguientes vivió en Liberia, Suiza, París, Holanda y finalmente en el sur de Francia, en donde falleció.

En 1978 la detuvieron por boicotear el pago de impuestos para financiar la guerra de Vietnam.

“Estados Unidos me traicionó, traicionó a mi pueblo y pisoteó nuestras esperanzas”, dijo a los entrevistadores. “Jamás volveré a vivir aquí. El racismo lo agrede a uno al cruzar la calle, nace de la misma estructura de la sociedad”, agregó.

En el curso de su carrera, Nina Simone grabó oficialmente 48 discos; si uno cuenta todas las grabaciones piratas que salieron por todo el mundo, se calcula que son unos 100 álbumes.