Ojalá alguna autoridad elimine los torniquetes en los buses, busetas y colectivos de la transportación pública.
Esos aparatos constituyen un estorbo y perjuicio para los niños, ancianos y las mujeres embarazadas, por cuanto al pasar por estos se lastiman o accidentan.
Una vez que se eliminen los torniquetes se debería obligar a los dueños de los transportes a poner en cada uno de sus vehículos un cobrador de pasajes.
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Camilo Arellano
Guayaquil