Al menos cuatro soldados israelíes resultaron heridos, este sábado, uno de ellos de forma crítica, en un nuevo atentado suicida palestino en uno de los pasos fronterizos entre Gaza e Israel, mientras miles de habitantes de Cisjordania y Gaza tomaron la calle para conmemorar el "Día del Prisionero".
 
Las cuatro víctimas, que han sido identificadas como tres militares y un agente de seguridad, sufren quemaduras y al menos dos han quedado mutiladas como consecuencia de la deflagración en el paso de Erez.
 
Fuentes militares confirmaron que el atacante entró en la terminal de trabajadores "Maguén-12", por donde los palestinos suelen pasar a la zona industrial del paso fronterizo cuando no hay bloqueo militar.
 
Cuatro soldados murieron en enero en esa terminal cuando una suicida consiguió entrar hasta donde se hallaban los soldados israelíes sin ser cacheada, después de alegar que la alarma del detector de metales sonaba porque tenía una prótesis en la pierna.
 
En el parque industrial de Erez, que ha sido clausurado de nuevo tras el ataque, trabajan a diario unos 4.000 palestinos, que se ganan el sustento diario en empresas levantadas allí por israelíes durante el fracasado proceso de Oslo (1993-2000).
 
El suicida, Fadi Al-Amudi, un habitante de 22 años de la vecina localidad de Bet Lahíe, tenía un salvoconducto para trabajar en Israel, informó la prensa local.
 
De la explosión se han responsabilizado conjuntamente el Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamás) y la milicia del partido oficialista Al-Fatah, que preside Yaser Arafat.
 
El ataque es parte de la estrategia de los grupos armados "para combatir la ocupación hasta su final", se lee en el panfleto difundido por ambos grupos.
 
Fuentes militares confirmaron que el viernes recibieron una amenaza concreta sobre la posibilidad de un atentado inminente en Erez, aunque el Ejército decidió dejar el paso abierto y autorizar hoy el flujo de trabajadores palestinos a la zona industrial.
 
Entretanto, miles de personas conmemoraron hoy en Cisjordania y Gaza el "Día del Prisionero Palestino" con marchas de protesta y una huelga comercial.
 
En Cisjordania, se informó de multitudinarias concentraciones en Ramala, Tulkarem, Naplusa y Hebrón, mientras que en la franja de Gaza la principal marcha fue en la capital.
 
Unos 7.000 palestinos se hallan encarcelados en Israel bajo la acusación de haber participado en "actividades terroristas" o colaborado con grupos "terroristas", aunque cerca de un millar no han pasado por los tribunales israelíes.
 
Se trata de los llamados "presos administrativos", una condición jurídica condenada extensamente por los palestinos y por las organizaciones internacionales de derechos humanos, ya que autoriza a los organismos de seguridad de Israel a arrestar a palestinos por períodos prorrogables de hasta seis meses sin llevarlos ante un juez.
 
El "Día del prisionero Palestino" se conmemora todos los 17 de abril desde 1980, cuando dos presos murieron en una prisión israelí a causa de una huelga de hambre de seis meses.
 
En declaraciones en Gaza, el ministro en la ANP para los Prisioneros, Hisham Abdel-Razek, dijo a la prensa que "el número de palestinos detenidos en cárceles israelíes se ha multiplicado (varias veces) durante la Intifada de Al-Aksa, en comparación con los 1.600 antes de septiembre de 2000".
 
Entre los arrestados hay actualmente 80 mujeres y 484 menores de edad, estos últimos de un total de 2.200 detenidos durante la Intifada.
 
En la concentración de Ramala, los organizadores transmitieron por altavoces un mensaje del presidente Yaser Arafat, en el que atacó a EE.UU. por apoyar los planes de separación unilateral en Gaza del primer ministro israelí, Ariel Sharón.
 
"Nadie en este mundo tiene derecho a entregar las tierras de Palestina, ni a ceder los derechos del pueblo palestino, porque el liderazgo nacional es el único que toma decisiones por nuestro pueblo", sentenció Arafat en referencia a las "concesiones" que Bush hizo el miércoles a Sharón.
 
En una controvertida declaración presidencial, Bush negó el derecho de retorno a Israel para 3,5 millones de refugiados palestinos y reconoció la posibilidad de alterar las fronteras de 1967, asuntos ambos que en teoría deben ser negociados por las partes.
 
En Gaza, la multitudinaria manifestación organizada por el Ministerio para los Prisioneros estuvo dominada por los grupos islámicos, y el líder de la Yihad, Abdal Shami, advirtió que "si no se libera a los presos mediante un acuerdo, todas las opciones están abiertas, incluida el secuestro de soldados" israelíes.