Existen dos razones principales para dotar a un edificio con condiciones de protección contra incendio: la seguridad de la vida humana y la salvaguarda de los bienes.

Los planos de construcción sobre la mesa de trabajo de los diseñadores de sistemas de protección muestran algunos de los diferentes tipos de edificios modernos: un centro de convenciones, un pequeño edificio de oficinas, una planta química o, quizás, un depósito de mercadería en altura.

Todos los elementos para una protección básica contra incendio pueden agruparse en dos categorías: los sistemas pasivos y los sistemas activos. Ambos se fundamentan en buenas técnicas de diseño e instalación para brindar el apropiado nivel de protección que se espera ofrezca cada uno de los sistemas.
 
Protección pasiva
Las medidas de protección pasiva contra incendios son aquellas que controlan la probabilidad de la ignición (encendido), crecimiento y propagación del fuego mediante el control de los materiales de construcción o a través de establecer barreras físicas para el movimiento de la llama o el humo. Los sistemas de protección pasiva contra incendios están constituidos generalmente por paredes, pisos, cielorrasos, vigas, columnas y cajas de escaleras que se construyen para cumplir con una resistencia al fuego prefijada. Los sistemas de alarma de incendio pueden ser parte de la protección pasiva cuando se los utiliza para iniciar el cierre de puertas contra incendios que pueden mantenerse abiertos durante el funcionamiento normal del edificio.

Protección activa
Las medidas de protección activa son aquellas que toman acción física directa para reducir la velocidad de crecimiento del fuego o la migración del humo desde el punto de origen. Los sistemas activos están constituidos generalmente por sistemas de rociadores y de control del humo que reciben señales, tanto manuales como automáticas, para cumplir con su función prevista. Los sistemas de alarma contra incendio son parte de la protección activa cuando se utilizan para la activación de sistemas de extinción o para avisar de la emergencia a los ocupantes del edificio y al departamento de bomberos.

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Los rociadores contra incendio y otros sistemas de extinción se preveen para acabar o controlar el fuego. Los sistemas de control del humo se diseñan, típicamente, para limitar la propagación del humo y mantener habilitadas las rutas de escape por un período de tiempo dado. La alarma de incendio, a través tanto de la activación de sistema de rociadores como de los dispositivos de aviso manual o de detección automática, brindan el aviso a los ocupantes del edificio, así como la notificación al personal de emergencia que debe responder al incidente.