La tía Ventura, andaluza de Puerto Real, afirmaba que “en Estados Unidos la gente se casa para después poder divorciarse”. Eran los años 60 y 70. “Es que todos quieren el divorcio y para ello es necesario casarse”, razonaba con la lógica certera de los campesinos. Una forma de decir ¿para qué se casan…?

El mismo criterio de Ventura podríamos aplicarlo para señalar que, hoy en día, los contratos están para ser violados, no para ser cumplidos. Y que para poder violarlos antes hay que firmarlos. Casi no hay vínculos que se respeten. ¿Para qué se firman...?

Hoy dirigirá Jorge Fossatti su último partido en Liga (Q). Una relación que se corta abruptamente y que pone una vez más la cuestión ética en el centro de la escena. ¿Hace bien Fossatti en largar todo y correr a Uruguay?

Publicidad

A Liga, naturalmente, no lo beneficia. El club hizo un  esfuerzo económico por complacer al entrenador armando un plantel estelar. Y ahora debe buscarse otro DT. Los dirigentes están dolidos y les asiste la razón.

Fossatti podría replicar diciendo que cada año unos 200 entrenadores son destituidos en Sudamérica entre clubes y selecciones. Él mismo va a ocupar el cargo de Juan Ramón Carrasco, a quien  no le valió el contrato que amparaba su trabajo.

Y podría agregar, que si no fuera puntero  y no estuviese en la siguiente ronda de la Copa Libertadores, Liga lo hubiera echado a él.

Publicidad

Lo cual es una deducción acertadísima: si con la dotación de jugadores que tiene, los albos no lideraran el fútbol local, cabría dudar de su capacidad. Lo mismo si no hubiere logrado el segundo puesto  en la Copa. Posee seis elementos de la Selección Nacional: Jacinto y Giovanny Espinoza, Alfonso Obregón, Néicer Reasco, Álex Aguinaga y Franklin Salas, el jugador más desequilibrante del Ecuador en nuestros días.

Se unieron los paraguayos Juan Pablo Paredes y Carlos Villagra;   Elkin Murillo (titular  de la selección colombiana), Juan Pablo Romero, del Quito; Walter Iza, del Aucas. Y siempre están los 2.800 metros ¿no?

Publicidad

El perjuicio mayor es que se interrumpe un trabajo. Pero Liga no es “la obra maravillosa de Fossatti”, sino el fruto de un sostenido proceso de crecimiento institucional. Quien lo reemplace  estará obligado a ser campeón, caso contrario habrá decepcionado, como es decepcionante la tarea de Carlos Queiroz en el Real Madrid. 

¿Está bien que Fossatti abandone a Liga? Cada cual carga con su propia conciencia. Hay que sopesar la  aspiración del estratega de comandar la selección de su país. Oportunidad que le llega ahora y que tal vez nunca vuelva a presentársele. 

Pero lo ético es honrar los compromisos.