Al no existir fuentes de trabajo, ni siquiera para las personas que están en edad de hacerlo, peor habrá para aquellos jóvenes que con el permiso de sus padres quieran realizar algún quehacer.

Sobre esto debo agregar que existen lugares, como talleres, donde sí permiten que ingrese un muchacho que por supuesto lo hace con la intención de aprender, el dueño del negocio actúa en forma egoísta al no permitirle que observe todo lo que hace, ni proporcionarle el almuerzo, peor aún la paga por sus servicios de auxiliar o ayudante.

Es importante que ante la desocupación laboral existente en nuestro medio, que quienes ejercen funciones dentro del Servicio de Rentas Internas no solo contribuyan a aumentar el erario sino logren acuerdos con centros, talleres y organismos artesanales para que disminuyéndoles a estos ciertos pagos o aportes, empleen un operario por establecimiento y den acceso a los adolescentes para que ingresen con un salario mínimo, aprendan un oficio.

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Así, muchos jóvenes que permanecen desocupados durante sus vacaciones escolares podrán laborar y convertirse en técnicos a temprana edad, con título.

Entonces evitaremos encontrarnos en las calles a chicos que por no tener una actividad provechosa para realizar, se unen a pandillas y otros grupos que a nada positivo los conducirán.

Dra. Narcisa Rosado Bonilla
Guayaquil