Sus mensajes con tiza en las aceras de Nueva York y sus  murales han convertido al artista urbano James de la Vega en un icono hispano de la ciudad, pero también en objetivo de la justicia, que le puede encarcelar en los próximos días.
 
A quien visite Nueva York por primera vez le podrá parecer extraño encontrar mensajes que invitan a la reflexión en una calle, o un mural en el barrio de Harlem en el que se ve al presidente cubano, Fidel Castro, fumando un cigarro con una gorra del equipo de béisbol de los Yankees y el mensaje "hasta Fidel es un Yankee".
 
Durante diez años su trabajo ha sido una inspiración para muchos de sus vecinos en El Barrio, como es conocido el distrito del Bronx, donde creció y aún vive De la Vega, y han dado una nueva cara a viejos edificios.
 
"Aquí había muchos edificios abandonados, la pintura se estaba cayendo y comencé a pintar para embellecer y educar", dijo a EFE De la Vega, de 32 años y de origen puertorriqueño, quien tras graduarse de la universidad comenzó a impartir clases en una escuela pública.
 
Sin embargo, en 1993 dejó su oficio convencido de que su arte "era más efectivo haciendo lo mío en la calle que en una clase".
 
De la Vega fue arrestado en julio de 2003 mientras pintaba, sin autorización, un mural en El Bronx de un pez saltando de un envase de cristal a un pequeño vaso, cuyo significado es para el artista "que las limitaciones sólo están en nuestra mente, en la vida real, se puede entrar al vaso aunque sea pequeño".
 
Los peces son un tema recurrente en la obra del artista urbano, quien también ha pintado murales en El Barrio de la cantante cubana Celia Cruz y del músico puertorriqueño Tito Puente, ambos fallecidos, o de la estrella del "reggaeton" Tego Calderón.
 
Otros murales están en Manhattan y su mensaje de "el mejor remedio para un tacaño es que tenga que pagar por todo" está en paredes de bancos y restaurantes cerca del distrito financiero de Wall Street.
 
De la Vega ha sido acusado de vandalismo por ejercer lo que las autoridades han calificado de grafiti, algo que el artista repudia, y por poseer material para realizarlo.
 
El viernes próximo tendrá que volver ante un tribunal del Bronx y la única propuesta de la fiscalía es que se declare culpable, lo que le llevaría al menos 30 días a prisión.
 
El problema es que tiene antecedentes, pues en 1999 fue arrestado mientras diseñaba un mural en la pared de un supermercado.
 
Ahora tiene la opción de ir a juicio pero, si lo pierde, podría pasar hasta dos años en prisión.