Los camboyanos empezaron las celebraciones por el Año Nuevo Jemer. Las celebraciones oficiales comienzan esta noche y continuarán hasta mañana, pero los festejos se prolongarán durante toda una semana.

La escapada a sus hogares en las provincias de decenas de miles de camboyanos ha dejado las calles de Phnom Penh virtualmente desiertas, una ausencia que hace resaltar más las luces de colores que decoran los edificios y el Palacio Real, del rey Norodom Sihanuk.

Al igual que en la vecina Tailandia, donde también se conmemora esta ocasión, la costumbre invita a arrojar agua y polvos especiales en un gesto que simboliza la limpieza de los pecados y es visita obligada a las pagodas para recordar a los antepasados y ofrecer dádivas a los dioses.

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“En los días del Año Nuevo Jemer, las personas valoran las cosas sagradas y siguen una larga tradición”, explicó el secretario de Estado camboyano para Cultura y Religión, In Visa Um.

Por la noche, la familia se reúne en torno a una gran cena donde no pueden escasear el arroz –alimento básico– y el aguardiente de arroz.

La sobremesa se ameniza con juegos, preferentemente de apuestas, a los que son muy proclives los camboyanos y tailandeses, canciones y música. El gran ausente en esta ocasión en Camboya es el Rey, el padre de todos los camboyanos, quien por razones de salud se ha perdido una celebración que desde hacía años celebraba con su pueblo.

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El horóscopo Jemer sigue al chino, por lo que los próximos doce meses lunares en Camboya estarán bajo el signo del Mono, que, según los entendidos en la materia, traerá suerte. Otra costumbre es construir castillos de arena para ahuyentar los males.