El campeón sudamericano de optimist relata su experiencia en Chile.

Cuenta Nelly Orellana de Diminich que a las 17h00 del sábado pasado su pequeño hijo Édgar (12 años) llamó desde Algarrobo, Chile. No la encontró, pero pudo hablar por teléfono con Juan Carlos, su padre.  Él recuerda que Édgar lloró y entre el sollozo apenas pronunció:  “Papi, papi, gané”.

Así compartió la emoción de ser el campeón sudamericano de velerismo optimist, la modalidad considerada de iniciación para los navegantes y en la que los botes están diseñados para practicantes entre 8 y 15 años.

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Édgar, quien cumplirá 13 años el próximo 29 de abril, no fue el único que subió al podio, con él estuvieron Pedro Vélez y Rafael Quinteros, segundo y tercer puesto sudamericano, respectivamente.

La progenitora del campeón lo describe como un niño muy emotivo, pero en la intimidad. Cuando no sucede eso, prefiere guardarlo un poco.

Al principio Édgar Diminich habla poco, pero cuando entra en confianza es muy locuaz, especialmente si el diálogo es sobre velerismo, la actividad que heredó de su abuelo, quien lleva el mismo nombre.  Aquel navegante que participó en 1993 en la Copa Galápagos, una competencia para embarcaciones oceánicas (para unos ocho tripulantes mínimo).  En ese certamen su bote Joel II colisionó con una ballena jorobada.

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Cuando eso sucedió el pequeño Édgar tenía 3 años, conoció la historia, pero no tuvo miedo de meterse al mar por primera vez en un bote optimist, en el 2001.

“Siempre me gustó navegar, competir. Recuerdo que en mi primer campeonato (en el lago Chongón) no gané, pero me fue bien. Mientras me iba mejor, más ganas tenía de seguir participando”, asegura Diminich, quien aprendió a navegar con los instructores argentinos Diego Ravecca, Alejandro Cloos y el ecuatoriano Juan Carlos Romero.

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Lo de este pequeño timonel no es nuevo porque el año pasado ganó en la categoría infantil en Uruguay, mientras que en la clasificación general de ese certamen se situó 11º.

Para el pequeño Édgar la clave para triunfar está en la actitud positiva contra las adversidades. A su corta edad sabe lo que quiere y en Chile aplicó esa seguridad.

Basta con rescatar su primer comentario tras el triunfo: “Sabíamos que podíamos ganar”.

Para él no es una frase soberbia, es simplemente positiva y lo dice porque no está de acuerdo con lo que aseguran los expertos en velerismo: “El peso corporal del navegante incide, especialmente si hay poco viento, que impide avanzar en una regata”.

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Para el pequeño campeón eso “es cuestión mental, porque conozco a muchos veleristas más grandes que yo (mide unos 1,50 metros), que se mueven bien  sin viento”.

Del sudamericano recuerda que su peor regata (de las doce que estaban programadas) fue la décima en la que quedó octavo entre 156 veleristas. “Debía estar entre los primeros siempre para el puntaje final. Casi siempre me metí entre los primeros cinco”, relató. 

Diminich ganó tres regatas de las doce ante timoneles de Argentina, Colombia, Venezuela, Perú, Brasil y el anfitrión Chile, más los invitados México, Bermudas, Trinidad y Tobago y Estados Unidos.

“Hubo mucha competencia y el mar estaba demasiado helado.  Todos fueron duros, pero Sean Bouchard, de Bermudas, fue el rival más difícil que tuve”, finalizó Diminich, quien ya entrena para el Mundial que será en julio próximo, en Salinas.

EN EL MAR
ARIANNA, LA MEJOR
Entre las mujeres de Ecuador y del Sudamericano, Arianna Villena es la mejor. La velerista guayaquileña, quien cumplió 12 años el pasado 4 de abril, se adjudicó el vicecampeonato en la categoría infantil en Chile.

EN LA HISTORIA
En la historia del velerismo optimist local, Ecuador no había situado a tres de sus deportistas entre los primeros de Sudamérica. Pedro Vélez y Rafael Quinteros ocuparon el segundo y tercer puesto, entre 156 timoneles.

MUNDIAL EN JULIO
Entre el 14 y 25 de julio próximo se realizará el Mundial de Optimist en la rada del Salinas Yacht Club. Han confirmado su presencia 43 países.