El hecho ocurrió el pasado 1 de abril, cuando inspectores del Sicgal detectaron que en una aeronave de la Armada, que arribó a  San Cristóbal, se traía a los animales, por lo que los retuvieron, sobre la base de la Ley de régimen especial para la conservación y desarrollo sustentable de Galápagos (Loreg), que prohíbe la introducción de especies a las islas.

Según Franklin Falconí, director de la entidad, estos animales domésticos fueron entregados al Comité Interinstitucional para el Manejo de Especies Introducidas (Cimei), entidad que procedió a aplicar la eutanasia (muerte) en las mascotas.

El comandante de la II Zona Naval, Luis Palacios, aseguró que la Armada no permite el ingreso de animales a las islas y que la responsabilidad de lo ocurrido recae en la esposa del marino, quien llevaba escondidas a las mascotas en un cartón.

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Palacios denunció prácticas de tortura durante el sacrificio de los animales, cuyas imágenes se pasaron por la televisión local.