Con insistentes aplausos que obligaron al director de orquesta, Álvaro Manzano, a salir al escenario por tres veces consecutivas, terminó la noche del viernes anterior la interpretación de la obra maestra, Misa de Réquiem, del compositor Wolfgang Amadeus Mozart, que se efectuó en el Teatro Nacional Sucre de Quito.

En la obra participaron 160 músicos, 80 de la Orquesta Sinfónica de Loja y de tres coros de esa misma provincia, a más del director invitado y 4 solistas.  Los 15 movimientos del canto fúnebre transcurrieron en medio de la atención del público, que durante los 60 minutos que duró el acto permaneció en silencio. La obra, que fue interpretada en latín, quedó inconclusa a la muerte de Mozart, en 1791.

El Réquiem mantiene la secuencia de una misa católica de difuntos y relata el sufrimiento de las personas que pierden un ser amado y que piden a su Dios le conceda el descanso eterno y que brille la luz perpetua para él.

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El último movimiento de la obra, que escribió Mozart, fue el Lacrimoso o el día en que todas las almas serán juzgadas y que representa el llanto de un hombre que abandona lo suyo. Treinta minutos antes de que se inicie el concierto, todo estaba listo en el teatro para dar paso a los músicos, quienes prepararon la obra con tres meses de anticipación.

“El sonido estuvo perfecto, así también, las condiciones acústicas del teatro, lo que permitió una muy buena percepción musical”, dijo Gabriel Villafuerte, encargado de la preparación de los coros.

Quince minutos antes de iniciar el espectáculo, casi al mismo tiempo en que se dio la primera campanada de inicio de la obra, el público ingresó al teatro en forma ordenada. En la segunda campanada, los músicos estaban ubicados en el escenario. El concierto empezó puntual, a las 20h00. Los últimos en presentarse fueron el director encargado, Álvaro Manzano, y los solistas. Fueron recibidos con fuertes aplausos.
 
SONIDOS
FESTIVAL

El concierto formó parte del Festival de Música Sacra organizado por el Municipio de Quito, dentro de los programas que se realizan para honrar la declaratoria de esta ciudad como Capital Iberoamericana de la Cultura.

CON COSTO

La interpretación del Réquiem de Mozart y del grupo estadounidense Take 6, con música gospel, fueron los únicos espectáculos pagados. El segundo se presentó ayer.