Miembros del Consejo iraquí condenan los ataques de EE.UU. Dos ministros renunciaron.

Encarnizados enfrentamientos se produjeron en las afueras de Bagdad y convulsionaron las ciudades sunitas de Faluja y Ramadi, donde los insurgentes mataron a nueve personas, en un atentado contra un convoy de combustible estadounidense y en la tarde se reportó un ataque con mortero cerca al hotel Sheraton, pero sin víctimas.  

En la capital iraquí barreras de alambre de púas bloqueaban las calles alrededor de la Plaza Firdaws donde hace un año  marines estadounidenses derribaron la estatua de Hussein.

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Afiches con la imagen del rebelde clérigo chiita Moqtada Al Sadr ondeaban en una escultura de color verde erigida sobre el pedestal donde alguna vez estuvo la estatua de Hussein, obligando a un soldado estadounidense a subir para quitarlas.

En Faluja, 50 kilómetros al oeste de Bagdad, convertida en la ciudad símbolo de la resistencia iraquí, las tropas de la coalición reanudaron sus operaciones tras apenas hora y media de una tregua anunciada por el administrador de EE.UU. en Iraq, Paul Bremer, cuando combatientes sunitas atacaron sus posiciones.

Más de 400 iraquíes y 6 soldados de EE.UU. murieron en los últimos cinco días.

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Numerosas familias, con mujeres y niños, comenzaron ayer a abandonar a pie Faluja por caminos secundarios, llevaban valijas con efectos personales, comida y medicamentos y corriendo enormes riesgos, pues los tiroteos son intensos y permanentes.

En el este del país, el Ejército estadounidense recuperó el control de la ciudad de Kut, pero las localidades sureñas de Nayaf y Kufa permanecían aún en poder de los milicianos chiitas, que además emitieron un ultimátum a la coalición para que se retire de Kerbala.

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La guerrilla adoptó la táctica de los secuestros para aumentar la presión sobre Washington y sus aliados. Los militantes mantenían en su poder a trece rehenes extranjeros, entre ellos tres japoneses, dos palestinos de Jerusalén, un canadiense, un británico, dos norteamericanos y cuatro italianos para exigir la salida de las tropas de ocupación.

A otros siete misioneros cristianos surcoreanos los liberaron el miércoles.
Una de las voces más influyentes del Consejo de Gobierno nombrado por EE.UU., Adnan Pachachi, condenó ayer el asedio a Faluja, por considerarlo “inaceptable e ilegal”.

Los ministros iraquíes del Interior y de Derechos Humanos, Nuri Badran y Abdel Bassat Turki, renunciaron al Consejo de Gobierno en protesta por el atentado a Faluja y otros tres miembros amenazaron dimitir.

Desde el santuario del Imán Alí en Nayaf, el templo más venerado por los musulmanes chiitas, donde se realiza una huelga de hambre para protestar contra la ocupación, Al Sadr llamó a EE.UU. a no enfrentarse a la revolución iraquí.

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“Dirijo mis palabras a mi enemigo (el presidente estadounidense George W.) Bush, y le digo que si su excusa era que luchaba contra Saddam, eso pertenece al pasado y ahora su lucha es contra todo el pueblo iraquí”, señaló.

ECOS DE LA GUERRA
Error psicológico

Charles Butterworth, especialista en Iraq de la Universidad de  Maryland, advierte que el error del gobierno de Bush es no comprender la psicología del enemigo y, como en Vietnam, creer “que el enemigo es débil, que no tiene experiencia  militar, y que lo vamos a erradicar”.

Democracia de fantasía
Para evitar otro Vietnam, EE.UU. tendría que salir de Iraq, pero entonces se desbarata la coalición, señaló Charles Pena, del Instituto  Cato en Washington, agregando que EE.UU. “forjó la fantasía de crear una democracia allí, nos hemos quedado demasiado tiempo y ahora el pueblo iraquí manifiesta su descontento”.

El Vietnam de Bush
El senador demócrata, Edward Kennedy, afirmó que el mandatario estadounidense “es el problema y no la solución”, e insistió que “Iraq es el Vietnam de George W. Bush”. A su vez el senador demócrata de Virginia Occidental Robert Byrd dijo que “seguro que no soy el único en percibir las reminiscencias de Vietnam en lo que pasa ahora”.

Triunfalismo
El jefe de las fuerzas  estadounidenses ocupantes, John Abizaid, aseguró que EE.UU. ganará la guerra. “Todo el mundo debe comprender que esta es la fuerza más  poderosa del mundo (...) aquellos que se oponen al avance de  la democracia pagarán las consecuencias si no desisten”.