Los pobladores del cantón Quijos (Napo) conmemoraron ayer un año del derrame que contaminó la laguna de Papallacta, con 6.555 barriles de petróleo.

Habitantes de las parroquias de Baeza, Borja, Cosagua, Cuyuja y Papallacta cerraron, por tres horas, la carretera Papallacta-Baeza, para concitar la atención de los turistas que viajaban al Oriente con respecto a las pérdidas ocasionadas por los derrames.

Renán Valladares, alcalde de Quijos, aseguró que los moradores de Jamanco y Tambo, las comunas más afectadas por el petróleo, no han sido indemnizados, y tampoco obtienen una respuesta de Petroecuador y Seguros Colonial con respecto al monto de la indemnización.

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Un estudio de impacto ambiental del Municipio de Quijos estableció que las pérdidas de todo el cantón ascienden a $ 5 millones, cifra que, según Valladares, Petroecuador debería entregar a Quijos. Jamanco y Tambo reclaman 2,5 millones.

Desde 1972, en  Quijos han ocurrido 38 derrames. En ningún caso los habitantes recibieron indemnización.

Valladares está inconforme con las labores de remediación de Ecuavital, empresa contratada por Petroecuador.

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El cierre de carreteras de ayer es el primer acto de protesta del cantón. Los pobladores advirtieron que boicotearán el trabajo en las estaciones de bombeo de la zona para impedir el transporte de crudo, si Petroecuador no agiliza el proceso para indemnizar a los afectados.

Hugo Jati, concejal de Quijos, emuló la crucifixión de Cristo, como un símbolo para representar los daños a la laguna. Su cuerpo fue untado con lodo y petróleo y, en compañía de comuneros de Tambo y Jamanco, pronunció una oración por la naturaleza.