El exceso de prisioneros, la falta de servicios básicos y la prohibición de visitas son los problemas que más afectan a los 346 detenidos en los calabozos de la Policía Judicial del Guayas (PJ-G).

Hombres y mujeres arrestados por diferentes causas sufren ante el hacinamiento existente en este centro, causado por el paro carcelario que se inició el pasado 8 de marzo y que impide que los presos sean recibidos en la Penitenciaría en cumplimiento a las órdenes de los jueces.

Las instalaciones fueron construidas para 90 personas y la cifra actual cuadruplica la capacidad, indicó el sargento Carlos Charlango, encargado de los calabozos.

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Casos como el de Gonzalo Lázaro Ruiz, de 38 años, arrestado hace un mes por sospechas de robo, se repiten en cada una de las cinco celdas repletas de personas. Él (Lázaro) pidió que se le permita recibir la visita de su familia, por lo menos una vez a la semana.

Rubén Jiménez Caña (26) apresado por tenencia ilegal de armas un mes atrás, manifestó estar enfermo, con mucho dolor en los pulmones y sus compañeros afirman que tose a cada momento, especialmente por las noches y no les deja conciliar el sueño. Jiménez no ha recibido atención médica, aseguraron los internos.

Mientras, los detenidos se desesperan por salir de ese hacinado encierro, la Policía tiene problemas por la falta de espacio. Charlango desconoce qué medidas tomará la institución. Dijo que como alternativa para los detenidos se utilizan las celdas de Antinarcóticos.