La misa del Domingo de Ramos se celebró en medio de extremas medidas de seguridad, que se han intensificado en el Vaticano en los meses recientes, en medio de la preocupación general de que el centro de la Iglesia Católica pudiese ser objeto de ataques de extremistas islámicos.

Sin embargo, la atmósfera de ayer era de serenidad. Después de la ceremonia, el Papa habló unos minutos con una joven que se apartó de la multitud y luego paseó por la plaza en un vehículo descubierto.

Esta semana, Juan Pablo participará en los servicios de Jueves Santo en el Vaticano, en la procesión del Viernes Santo en el Coliseo, en la ceremonia del Sábado de Gloria, y del Domingo de Resurrección.

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Juan Pablo, que cumple 84 años el próximo mes y que padece del mal de Parkinson, se veía pálido y débil mientras saludaba con una hoja de palma al inicio de la ceremonia, pero después fue cobrando impulso, saludando con la cabeza alegremente ante las aclamaciones y aplausos de la multitud de jóvenes.