El alemán Michael Schumacher (Ferrari) extendió su dominio al desierto de Bahrein, donde ganó la tercera carrera del Mundial de Fórmula Uno, en la que el español Fernando Alonso (Renault) protagonizó otra sensacional remontada y concluyó en sexta posición, en presencia del Rey Juan Carlos.
 
"Schumi" entró triunfante en el Golfo Arábigo, donde por primera vez se disputó una carrera de Fórmula Uno, y firmó otro doblete de Ferrari junto a su compañero brasileño Rubens Barrichello, que le acompañó en un podio al que volvió a subirse el inglés Jenson Button (BAR Honda), que repitió el tercer puesto de Sepang.
 
Tres de tres. El séxtuple campeón del mundo quiere más y después de vencer en Australia y en Malasia ha vuelto a hacerlo hoy en el moderno circuito de Sakhir, de 5.417 metros, al que se dieron 57 vueltas para completar un recorrido total de 308,769 kilómetros.
 
Schumacher -que en Bahrein también había logrado la tercera pole de la temporada y hoy marcó la vuelta rápida- rodó a una media 209 kilómetros a la hora y logró la septuagésima tercera victoria de su carrera, con la que confirmó un dominio que algunos ponían en duda antes de arrancar la campaña y que se extiende al Mundial de constructores, donde Ferrari también se ha despegado.
 
La escudería de Maranello suma 51 puntos, frente a los 22 de la Renault de Alonso y del italiano Jarno Trulli -que hoy acabó cuarto-, la única junto a Ferrari que ha colocado a sus dos pilotos en los puntos en cada una de las tres carreras disputadas.
 
La de hoy tuvo lugar en el circuito construido en mitad del desierto de Bahrein, que debutó en el Mundial de F-1 -China lo hará en septiembre- en una jornada que comenzó lluviosa y con un fuerte viento, lo que hacía presagiar posibles contratiempos. 
 
Al final no fue para tanto. La suciedad no fue determinante en una prueba en la que la inmensa mayoría de los pilotos fueron a tres paradas y en la que Alonso, que el sábado sufrió problemas con los frenos en la clasificación, mejoró diez puestos, a la inversa que el colombiano Juan Pablo Montoya, que salió tercero y mantuvo esa posición durante prácticamente toda la carrera, hasta que a falta de nueve giros sufrió un problema hidráulico y acabó décimo tercero.
 
Por si fuera poco salir desde la antepenúltima fila, a las primeras de cambio Alonso sufrió un nuevo revés, ya que el austríaco Christian Klien (Jaguar), que ya le había cerrado en la recta de salida, repitió la acción en la octava curva de la vuelta inicial y le arrancó el morro de su bólido, forzando su primera parada -las otras dos las efectuó el ovetense tras las vueltas 26 y 40-.
 
De esta forma, Alonso comenzó la prueba con un minuto de retraso respecto al resto cuando sólo se llevaba un giro, lo que no fue óbice para que el asturiano volviera a demostrar su clase, librando interesantísimos duelos que casi siempre se resolvieron a su favor.
 
Por delante, los Ferrari culminaron con maestría un fin de semana en el que camparon a sus anchas en la primera carrera que se disputa en Oriente Medio. Schumacher -que estrenó visita al taller tras la novena- fue abriendo hueco y por detrás Montoya -que visitó el garaje en la décima- no llegaba a inquietar a Barrichello.
 
En la parte trasera, el genial piloto asturiano jugaba al "Pack-Man" con sus rivales, que no le respondieron siempre con total limpieza. En la vuelta 13 era décimo quinto; en la 18, décimo tercero; ascendió un puesto más en la siguiente y cinco más adelante ya estaba en los puntos, circulando en el séptimo puesto provisional que se transformó en el octavo real una vez que concluyó la segunda ronda de entrada en boxes.
 
"Schumi", que ingresó de nuevo en la vuelta 24 -Montoya y Alonso lo hicieron dos giros después- dominaba poco después del ecuador de la prueba, tras la trigésima tercera, con 11 segundos sobre Barrichello y 22 respecto a Montoya.
 
En esos momentos, ya hacía un buen rato que el McLaren Mercedes del finlandés Kimi Raikkonen había roto de nuevo el motor -en la séptima vuelta-. El finés, que el año pasado acabó segundo el Mundial, a sólo dos puntos de Schumacher, lleva tres abandonos en otras tantas carreras. "Schumi" es la cara; Kimi, sin duda, la cruz.
 
De ahí hasta la meta, Schumacher -que paró de nuevo en la 41- se paseó y celebró un nuevo triunfo, esta vez con "warrd", una bebida local a base de frutas que sustituyó al clásico champán francés.
 
Bahrein es un país árabe y, al menos cara al gran público, hay que guardar las formas, como se pudo apreciar también en la parrilla, que en esta ocasión no estuvo ocupada por explosivas chicas, sino por unas azafatas mucho más tapadas y bastante menos atractivas.
 
Alonso, que había regalado antes de la carrera sus guantes al Rey, se exhibió ante el Jefe de Estado español. Resolvió a su favor casi todos los duelos y protagonizó las escenas más interesantes de la prueba, sobre todo en su pugna con el brasileño Felipe Massa (Sauber) y el australiano Mark Webber (Jaguar).
 
Sólo se le resistió el japonés Takuma Sato, que contribuyó a completar una sensacional jornada para la BAR Honda al acabar quinto, por detrás de Trulli, el compañero de Alonso, que hoy también firmó todo un "carrerón".
 
El italiano Flavio Briatore puede estar contento. Su equipo llegará a Imola -donde dentro de tres semanas se disputará la cuarta carrera del año- como segundo en el Mundial de escuderías y con Alonso y Trulli quinto y sexto, respectivamente, en el de pilotos, ambos con once puntos.
 
Pero hoy por hoy, el dominio de Schumacher y Ferrari es incontestable. Michael suma 30 puntos, nueve más que "Rubinho". Y el doble que Button, que es tercero. En Bahrein "Schumi" llegó, vio y venció. Esta vez en el desierto.