Trabajadores de los hospitales, Registro Civil y carcelarios mantienen sus protestas  indefinidas.

Los trabajadores de la salud, que  cumplen hoy doce días de paralización indefinida en todo el país, se niegan a deponer la medida hasta que el ministro de Economía certifique que realizó las transferencias para cancelar los valores que se adeudan al sector.

Ayer, el gobernador del Guayas, Felipe Mantilla, dijo que denunciará ante la Fiscalía a los empleados públicos que continúan con la paralización de sus actividades para que reciban sanciones por no prestar sus  servicios.

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Sostuvo que los sueldos de los trabajadores de la salud fueron cancelados la semana pasada.

Sin embargo, los salubristas sostienen que en las cuentas no existe tal rubro.

“Nos mantenemos en la huelga hasta que el ministro de Economía, Mauricio Pozo, nos envíe una copia del documento donde certifique dicha transacción”, advirtió María Palma, dirigenta de la Organización Sindical Única de Trabajadores del Ministerio de la Salud (Osuntramsa).

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Ayer, los trabajadores de la salud del Hospital del Niño Francisco de Ycaza Bustamante elaboraron un monigote que supuestamente representaba al presidente Lucio Gutiérrez, y leyendas en contra del Gobierno, que colocaron en la ropa del muñeco.

La recreación simulaba un acto de masacre: el muñeco, que vestía ropa militar y botas negras, relleno de papel y con una careta que exageraba las facciones físicas de Gutiérrez, fue flagelado.

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Luego Palma amarró una soga gruesa en el cuello del maniquí, para colocarlo en una cruz y esperar la hora en que sería quemado.

La incineración de la figura la hicieron los huelguistas alrededor de las 11h15, luego que un reportero de Teleamazonas advirtió que debían hacerlo en ese momento o no tendrían la cobertura del hecho en el noticiario del mediodía. En el lugar estaban otros medios televisivos, la radio y prensa.

Juan Rosero, empleado de la entidad, disfrazado de verdugo, abofeteó, arrastró y dio varios latigazos al muñeco; tantos fueron que la figura se quemó destrozada y con la careta desfigurada: sin nariz ni ojos.

Mientras que los salubristas protestaban frente a las cámaras de televisión, las personas ingresaban al hospital con la esperanza de ser atendidos.

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Ese fue el caso de Darwin López, quien fue con su menor de un mes de nacida para que le aplicaran la primera vacuna, pero tuvo que retirarse. Dijo que el mensaje que le dieron fue claro: “Estamos en paro, regrese otro día”.

Una enfermera que permanecía sentada en la sala de consulta externa y que no quiso decir su nombre, dijo: “Así tuviéramos ganas de atender no podríamos, ya que no hay recursos”.

Vacunas
La gente que acudió al hospital Guayaquil, en el suburbio porteño, se mostró sorprendida porque en el lugar se aplicaron vacunas y entregaron medicamentos a las personas que realizan tratamientos en esa entidad.

En la sala de vacunación como en la farmacia hubo personas que esperaron por un servicio que al cabo de poco tiempo fue concedido por los trabajadores. “¡Qué alivio! le pusieron la vacuna a mi hija”, exclamó Martha Campos.

La atención en consulta externa en ese hospital también está suspendida.