A propósito de las versiones -desmentidas por la Primera Dama del país- de que ella y su esposo, el presidente Gutiérrez, se harían confeccionar vestidos en Colombia; es oportuno analizar lo que en realidad es una de las bases que afirman la riqueza económica y moral de una nación: el sentimiento patrio, el amor y la solidaridad con lo propio.

Se debe empezar por reverenciar nuestros emblemas desde la escuela. Desalienta mucho ver en los actos públicos a funcionarios del Estado, Congreso, municipios..., moviendo apenas los labios como “saboreando” el Himno Nacional, en vez de cantarlo con voz y sentimiento cívico. Con esa mala imagen no transmiten ninguna motivación que afirmen nuestras raíces.

El país necesita el aporte de líderes en ese sentido, pues hay un alboroto por consumir e imitar lo extranjero, especialmente, en las ropas, perjudicando a nuestras industriales textiles y a la confección nacional. En Ecuador hay artesanos, cuyas obras no les piden favor a las del exterior.

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Si vemos a nuestra gente lucir placas de vehículos con leyendas como: “Yo amo a Miami, o a Michael Jackson”, o letreros en negocios con nombres en inglés; o programas de televisión que son copias de otros del extranjeros...; entonces creeremos que hay razón necesaria para sacar adelante al Ecuador, lo nuestro.

Arturo V. Zambrano Carrasco
Guayaquil