La reunión de Banco Interamericano de Desarrollo que  se inauguró este lunes en Lima, convirtió a la capital peruana en centro de  atención del mundo financiero, y también de las protestas de ecologistas y  trabajadores.

La cita se desarrolla en el Museo de la Nación de Perú, un imponente  estructura ubicada en el exclusivo barrio de San Borja (sur de Lima), en medio  de severas medidas de seguridad varios cientos de metros a la redonda del  local, donde helicópteros sobrevuelan cada instante y miles de policías están  desplegados en lugares estratégicos.

Policías expertos en explosivos están listos para intervenir en cualquier  momento mientras que perros policías que detectan explosivos y armas van de un  lado a otro llevados por sus guías.

Publicidad

A unos trescientos metros mientras se iniciaba la ceremonia de inauguración  de la 45 Reunión Anual de Gobernadores, un grupo de la Confederación de  Trabajadores del Perú (CTP) trató de entregarle al presidente del BID, Enrique  Iglesias, un conjunto de propuestas para que los créditos de esa institución  estén orientados a satisfacer las necesidades de los sectores sociales más  pobres.

Los ecologistas tampoco se quedaron atrás en sus reclamos y lanzaron una  ofensiva silenciosa al interior del museo entregando documentos donde sostienen  que el BID debe postergar un desembolso de 75 millones de dólares para el  proyecto gasífero de Camisea en Perú, uno de los mayores yacimientos de gas de  América Latina y el proyecto energético más importante del país en las últimas  dos décadas. 

Según los ecologistas, los trabajos del proyecto afectarían el medio  ambiente.