América Latina y el Caribe crecerán este año entre un 3,5 y un 4%, pero deberán atajar las secuelas sociales de la pasada crisis, que ha situado la tasa de desempleo en una cifra récord y la incidencia de la pobreza en 225 millones de personas, la mayor de los últimos cuatro años.
 
Asi lo señala el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su informe anual, que será analizado a partir de mañana, lunes, en Lima por la 45 Asamblea de Gobernadores.
 
Pese al crecimiento económico del 1,5% en 2003 y las previsiones para este año, "las perspectivas de mediano plazo siguen siendo muy inciertas", señala el BID.
 
Como elementos que determinan una "frágil" recuperación, el BID apuntó la tasa de desempleo del 10,7% alcanzada en 2003, la mayor registrada hasta ahora, que frenó la reducción de la pobreza, cuya incidencia alcanzó al 44% de la población.
 
A consecuencia de ello, la región muestra "un descontento considerable, no solo con la gestión económica sino también con los resultados de la democracia", añade el informe, que destaca que sólo uno de cada cuatro latinoamericanos cree que la economía mejorará.
 
El BID, la mayor institución de desarrollo regional, considera que el buen funcionamiento del mercado laboral debe ser el primer objetivo de cualquier estrategia para mejorar las condiciones sociales.
 
Para este organismo de integración, los niveles de deuda pública y los déficit fiscales continúan siendo muy elevados, por lo que  a los países de Latinoamérica y del Caribe deberían "fortalecer los sistemas financieros para hacer frente a los riesgos macroeconómicos".
 
El presidente del BID, el uruguayo Enrique Iglesias, dijo que pese a que la reunión de Lima "será más optimista que otras porque los índices son mejores", "hay muchos riesgos porque la bonanza externa no dura eternamente y es necesario apuntalar los factores domésticos".
 
Entre los principales elementos positivos para América Latina, Iglesias citó el crecimiento en los países desarrollados y China, el descenso de las tasas de interés, la subida de los precios de las materias primas y la devaluación del dólar, que hace más competitivas las economías de la región.
 
Otro factor interno favorable debido a esta mejora del tipo de cambio fue, según el informe, el impulso a las exportaciones, con un aumento global del 8 por ciento y mejoras en todos los países, excepto en Venezuela y Panamá, así como las bajas tasas de inflación, posibles gracias a la mayor credibilidad de las autoridades monetarias.
 
La región, según el BID, se encuentra ya en una fase de recuperación, sobre todo en Argentina, donde destaca el crecimiento superior al siete por ciento del pasado año.
 
El organismo calificó de "alentadora" la situación de Brasil, donde han desaparecido los temores de crisis.
 
Consideró como "recuperaciones modestas" las registradas en Chile, México, Colombia, Uruguay y en algunos países centroamericanos, e indicó que crecimientos menores a los del año anterior se registraron en Bolivia, Ecuador y Perú.
 
Sólo dos países tuvieron tasas de crecimiento negativas: República Dominicana, afectada por una crisis financiera y Venezuela, donde el PIB cayó un 10% por efecto de la huelga y la confrontación política.
 
En cuanto a las perspectivas para el próximo año, el BID consideró difícil que la inversión se recupere tras una caída en la inversión directa de 10.000 millones de dólares en 2003 y recomendó que se exploren las posibilidades abiertas en los procesos de integración internacional y en los procesos de negociación comercial en marcha.
 
Instó a mantener políticas fiscales "austeras" para disipar los riesgos del endeudamiento, a fortalecer la supervisión financiera, a reducir los riesgos del tipo de cambio, a proteger los derechos de los acreedores para que los sistemas financieros recuperen la confianza y a controlar la corrupción.