De cien consultados por teléfono  y personalmente, 54 sufrieron asaltos y 28 conocen a víctimas de atracos.

Cien personas y una pregunta: “¿Ha sufrido un asalto alguna vez?”. Las 36 respuestas afirmativas concuerdan con el reciente estudio que el sociólogo Gaitán Villavicencio realizó para la Universidad de Guayaquil, en el que afirma que siete de cada diez guayaquileños tienen miedo e incertidumbre ante la delincuencia.

De este grupo de personas,  se consultó a 50 en forma personal en un centro comercial y el resto a través de llamadas telefónicas, el viernes pasado. La mayoría no denunció el hecho a la Fiscalía.

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El sondeo reveló que  en más de una ocasión fueron asaltadas 18 personas. A César Peñafiel le robaron su gorra y luego sus zapatos en dos atracos cometidos en marzo del año pasado, mientras caminaba hacia su casa. Peñafiel confiesa que ahora es más cuidadoso, mira a todas partes, para cerciorarse de que no lo siguen.

A Alexandra Peñafiel, vendedora en un almacén de ropa, le quitaron su teléfono celular cuando iba en un bus de transporte urbano. A su compañero Érick Mite le ocurrió igual, una noche de enero de este año. “Ya sabe usted, se sientan unos adelante y otros atrás, te dicen que les entregues todo y no se puede hacer nada”.
Las víctimas directas del hampa suman más de la mitad del grupo entrevistado, 54. De ellos, la mayoría dijo que el atraco ocurrió en un autobús. De los entrevistados, 28 conocen a alguien que ha sufrido robo y toman precauciones basadas en experiencias de familiares y amigos.

Más testimonios
En diciembre del 2003, dos maleantes robaron una cámara digital de un local de venta de equipos de audio y video en un centro comercial. Miguel Suárez narra con un tono de asombro: “La sacaron de la vitrina mientras atendía a unas parejas”. Ese episodio le enseñó a estar más alerta y a ser un poco más desconfiado, según dijo.

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Elizabeth Ramírez es más explícita en su testimonio y recuerda que en una tarde de noviembre del año pasado, iba a probarse su traje de madrina en la boda de una amiga suya y llevaba el dinero para pagarle a la costurera. “Estaba caminando y de pronto sentí el brazo de un hombre apretándome la garganta”, contó.

“No sé con qué objeto me punzaba la espalda, pero se me fue el habla, no podía ni pedirle que no me haga daño. Creo que me insultó, me empujó hacia el suelo y se llevó la cartera en la que traía mis documentos y 100 dólares, recién retirados del banco”, agregó la mujer.

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