¿Qué tiene que ver el precedente título con el comentario sobre la Pasión de Cristo? Luego responderé.

Antes de comenzar dicha película, un colaborador de la revista arquidiocesana Levántate me interrogaba: ¿Con qué disposición voy a entrar a la sala del cinema? Le manifesté que ingreso con el ánimo de convertirme un poco más y con el deseo de contribuir a la conversión de mis semejantes.

¿Cómo el autor de esta hermosa y santa película se inspiró para producirla? El padre Paulino Toral, que ha escrito un folleto, dice lo siguiente: “Mel Gibson, queriendo hacer una película sobre la pasión del Señor, rezaba en su despacho cuando el libro de la Pasión de Ana Catalina Emmerick se desprendió del librero y cayó a sus piernas. Esta experiencia asombrosa llevó a Mel Gibson a inspirarse en este libro para hacer la película La Pasión de Cristo Jesús. Algunos detalles de la película que no están en los evangelios, los ha tomado el Director de este relato de Ana Catalina”.

¿Quién fue Ana Catalina? “Alma víctima, ofreció enormes sufrimientos viviendo la Pasión del Señor. Dios le concedió muchos dones místicos. En los últimos años de su vida se sustentaba solamente con la Santa Eucaristía. Fue enclaustrada a la fuerza por la invasión napoleónica. Inválida y estigmatizada vivió la pasión de Jesucristo. Escribió: La Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Bautizada el día de su nacimiento, el 18 de septiembre de 1774, en una granja del pueblo de Flamske, noroeste de Alemania.

Desde los cuatro años de su edad tuvo frecuentes visiones de la historia de la Salvación.

“Tras muchas dificultades, causadas por la pobreza y oposición de su familia, ingresó a los 28 años de edad en el Monasterio de Agnetenberg. Suprimido el monasterio por las autoridades civiles, se trasladó a una casa particular. Desde 1813 la enfermedad le obligó a la inmovilidad. Llevó consigo los estigmas de la Pasión del Señor y recibió carismas extraordinarios... Los últimos años de su  vida experimentó místicamente la pasión de Jesucristo y trataba de describir en su dialecto bajo-alemán las visiones cotidianas de lo sobrenatural que ella misma encontraba indecibles... desde 1818 hasta 1824...”.

“El lunes 9 de febrero de 1824 murió consumada por las enfermedades y las penitencias. Al fallecer la religiosa, el escritor ordenó el material depositado en sus diarios. Preparó un índice de las visiones y la edición de La Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. El libro fue un acontecimiento mundial”. La impresión que tuve luego de admirar esta película fue que lo contemplado es lo que Isaías profetizó y se puede leer en los capítulos 52 y 53: “Él soportó el castigo que nos trae la paz y por  sus llagas hemos sido sanados”. Aquella película es lo más cercano a la realidad. Por eso, renové mi propósito de resucitar con Cristo resucitado.

El tiempo que dura esta película es un maravilloso momento de penitencia y de reflexión. Razón por la cual en el estreno que tuvo lugar en una de las ciudades de Estados Unidos, y antes del inicio de la proyección, los asistentes rezaron el santo Rosario y ofrecieron la mortificación de no entrar con fundas de canguil ni bebidas para estar más unidos a N. S. Jesucristo, que sufrió y murió con amor por nuestra salvación, para resucitar glorioso al tercer día. Imitémoslo resucitando a una vida nueva.