El Senado de Estados Unidos aprobó ayer la legislación que convierte en un delito separado cualquier daño que sufra un feto durante un ataque a una mujer embarazada.
 
Opositores denunciaron que la medida intenta socavar la legalidad del aborto al darle al feto derechos separados.

Se cree que el tema será divisorio durante la elección presidencial, pues la nueva legislación tiene el apoyo del presidente George W. Bush, que la ratificará convirtiéndola en ley, pero no cuenta con el respaldo de John Kerry.