Varios cientos de católicos salvadoreños y extranjeros marcharon ayer por las calles de San Salvador para recordar el 24º aniversario del asesinato del arzobispo Óscar Arnulfo Romero, al que se considera un mártir de los temidos “escuadrones de la muerte”.

El Arzobispo, que fue un duro crítico de la represión lanzada contra activistas de izquierda, fue asesinado de un disparo al corazón el 24 de marzo de 1980, cuando oficiaba una misa en una pequeña capilla.

Las autoridades aún no han descubierto a los asesinos, pero en 1993, tras el fin de una guerra civil de doce años, una Comisión de la Verdad internacional dijo que el delito pudo haberlo ordenado el ex mayor Roberto Daubuisson, fundador del partido Alianza Republicana Nacionalista (Arena), en el gobierno desde 1989 y a quien se considera iniciador de los “escuadrones de la muerte”.

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Los manifestantes, que portaban carteles con el rostro del líder religioso y globos blancos, partieron desde la capilla del hospital para cancerosos La Divina Providencia (oeste de la ciudad) hasta la cripta de la catedral, en el centro, donde está sepultado Romero.

Además de Romero, quien fue arzobispo desde 1977, otros 16 religiosos fueron asesinados durante la guerra, supuestamente a manos de los escuadrones o de fuerzas de seguridad.