Al tomar el bus obligadamente debemos pasar por los torniquetes, convertidos en tortura para todos, especialmente para niños y ancianos.
 
Bien sabemos que estos aparatos fueron puestos como el mejor método para evitar las “rebuscas” entre chofer y cobrador, por lo que creo deben desaparecer.

La solución sería que los dueños y choferes de las unidades se pusieran de acuerdo en sus respectivas ganancias; por ejemplo, el chofer, quien reúne el dinero diariamente, le daría al propietario los valores sobre el consumo diario de todos los gastos que se hacen para el funcionamiento del vehículo, además sus ganancias, quedándose para sí el resto.

De esta forma se solucionaría este problema que tantos dolores de cabeza causa a la ciudadanía.

Publicidad

Bolívar Reyes
Guayaquil