El vía crucis es horrible, en verdad; pero si Jesús no tuvo problema en sufrir algo tan horrible por mí, ¿voy a tener yo problema en siquiera mirarlo?

Los católicos que tratamos de ser practicantes, aunque seguimos siendo pecadores, estamos agradecidos a Dios de que haya utilizado como instrumento a ese filme para que podamos echar una ojeada, aunque sea muy rápida, a un  suceso que nuestros corazones arden en deseos de ver.

Si usted lee los cuatro evangelios, se podrá dar cuenta de que no hay exageración, sino más bien disminución, por ejemplo, Gibson omitió la frase de San  Mateo, capítulo 27,  versículo 25: “Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos”,  dicha por el pueblo.

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Por el resto, todas las palabras y actitudes de los verdugos son tomadas al pie de la letra de los evangelios.

Eliana Cabrera
Guayaquil

Si bien es cierto que la violencia dentro de La pasión de Cristo es cruel y muy realista, esta lleva consigo el sentido de la muerte de nuestro Señor Jesucristo.

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“La clase de cine que nos ofrece Gibson” como dice el artículo publicado, es una forma muy buena de “hipnotizar a la mayor cantidad de público”, al menos tuvo “cráneo” para atraer a la gente a ver la película y que se impresione del dolor de Jesús, que no es ninguna mentira ni exageración la clase de flagelaciones que aparecen en el filme, y que un hombre puede aguantar.

María José Fernández Panta
Guayaquil

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La película La pasión del Cristo, efectivamente tiene violencia y no cualquier persona la puede ver, pero existe otra forma de verla fuera del contexto de marketing de Hollywood o del antisemitismo. Si se la observa con detenimiento e intenta vislumbrar el sufrimiento de Jesucristo, de manera clara y cruel, como pudo haber sido.

Creo que se exagera mucho la propaganda negativa con respecto a esta película, porque hay muchas otras donde la violencia es mucha más exagerada y solamente se denominan como “Solo para adultos” y pasan sin pena ni gloria, como otro monstruo de la crudeza de llamar la atención morbosa del espectador.
 
Iván Álvarez Ortegón
Guayaquil

No hay que ser ciegos, y entendamos el mensaje de la película. No todas las personas van tras el dinero.

Sienta el poder maravilloso de nuestro Señor, le pido por favor véala de nuevo y medite. El temor de Dios es el principio de la Sabiduría (Proverbios 3: 17:20).

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Reynaldo D. Ortega Espinoza
Guayaquil
Para mí no hay duda que Gibson se preparó de verdad para hacer esta película, no creo que fue para crear controversias ni mucho menos, para sacar culpables; culpables somos todos hasta en la actualidad, con nuestras faltas y acciones malas.

Un filme que muestra la realidad de algo que pasó (porque así lo dicen los ortodoxos, teólogos y hasta el mismo Papa, y qué más que las santas Escrituras) nos pone en un estado de pánico.

Creo que su comentario sincero acerca de la pasión de Cristo no tiene que ver nada con la ciencia ficción. Es solamente la realidad  a un sacrificio y pasión que ya estaba escrito. “Le escupían, le quitaban la caña y lo golpeaban con ella en la cabeza... La tierra tembló y las piedras se resquebrajaron” (San Mateo).

Raquel Menoscal
Guayaquil

Católicos o no católicos, si miramos esa película, no debemos compararla con ninguna otra, ni creer que se hayan tomado escenas de otros largometrajes.
Para unos, de mal gusto; para otros, un engendro, y para otros, crónica roja; puedo decir que el filme a mí me ha tocado la conciencia de que debo cambiar, de que nosotros matamos a Cristo diariamente, con nuestra manera de actuar y juzgar al resto de humanidad con o sin razón.

El tiempo lo dirá; del dicho al hecho hay mucho trecho.

Ángel A. Velecela Fajardo
Azogues