El próximo 1 de junio, el empresario y periodista Elías Antonio Tony Saca, de 39 años, se convertirá en el septuagésimo primer presidente de El Salvador y el más joven en la historia de este país.

Con el 96,59% de los votos escrutados, Saca de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), obtuvo el 57,73% de los sufragios, mientras que su rival, Schafik Handal, de 72 años, del ex guerrillero Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), obtuvo el 35,63%.

En octubre del año pasado, Saca participó en la 33ª Asamblea de la Asociación Interamericana de Radiodifusión (AIR) que se realizó en Guayaquil y en una corta entrevista  habló de su plan de gobierno, del proceso de pacificación y de la dolarización.

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El líder de Arena aseguró que conservaría “los logros de Arena de los últimos quince años: estabilidad macroeconómica, credibilidad internacional, posición para negociar internacionalmente  y el Tratado de Libre Comercio con EE.UU.”.

Señaló que su proyecto de gobierno sigue la línea del libre mercado pero con un rostro humano y social, “atendiendo la parte subsidiaria del Estado”, aclarando que no privatizaría seguro social, hospitales, agua ni educación.

Sobre la dolarización de la economía, adoptada en El Salvador y en nuestro país, Saca señaló: “El Salvador dolarizó por vitamina”, con muy buenas condiciones y cifras macroeconómicas mientras que  Ecuador lo hizo “por enfermedad y en emergencia”.

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“La moneda norteamericana le permitió a El Salvador ponerse una camisa de fuerza para ser ordenado en el manejo fiscal. No basta con dolarizar, hay que ser responsables, ordenar las cifras macroeconómicas y el gasto, aumentar la recaudación fiscal y dirigirla hacia el área social”, afirmó.

Sobre el papel de su partido en la sangrienta guerra civil que afectó a El Salvador en la década del 80 y que dejó más de cien mil muertos, entre ellos monseñor Óscar Arnulfo Romero, Saca dijo que nunca se ha comprobado que Roberto D’Abuisson, fundador de Arena, ordenara el asesinato del arzobispo y que era una “acusación política histórica”.

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Aseguró que “muertes como la de monseñor Romero, la de los jesuitas, de pensadores de derecha e izquierda, no fueron correctas (...)  creo que El Salvador está tratando de cerrar las heridas históricas de la guerra con una ley de amnistía que permite a todos funcionar en el país y entender que lo que pasó no es correcto”.

Saca señaló que la pacificación, que empezó en 1992, es “histórica y un ejemplo para el mundo”, y destacó la apertura de espacios democráticos en su propio partido: “Yo soy producto de una elección interna que por primera vez se da en Arena. Me satisface porque hay una visión de desarrollo, de rostro humano, social”.